En los últimos tiempos diversos estudios han demostrado que las radiaciones electromagnéticas producen efectos no tan beneficiosos en la gente. La telefonía móvil, el WiFi o los electrodomésticos generan este tipo de radiación que ha generado debate sobre qué tan nocivos pueden ser.
Por supuesto, el sector más vulnerable a estas emisiones de energía es el infantil. Los bebés están expuestos desde que nacen a todo tipo de radiaciones. Pensando en ello, Ludwing&Dominique han desarrollado una cuna que protege a los más pequeños de las radiaciones electromagnéticas.
Los ebanistas de la reconocida marca y los diseñadores del Studio Noir Vif, en París, tardaron 18 meses para crear esta novedosa cuna Argo. La pieza fue fabricada con madera de nogal francés, y cuenta con un fino tejido de cobra con diseño geométrico. Esta unión crea una barrera o escudo contra las ondas electromagnéticas con las que convivimos día a día.
De esta modo, se busca prevenir que los niños desarrollen problemas como dolores de cabeza, insomnio, depresión e irritabilidad, originadas por los aparatos electrónicos. Los fabricantes apostaron por un novedoso diseño que se divide en tres secciones: casco, popa y vela.
En cuanto al casco o quilla, tiene una forma redondeada para garantizar la comodidad del bebé. Esta parte simboliza al útero materno. Por otro lado, la popa es una pieza que simula la capota de un automóvil. Es retráctil, de contrachapado de nogal muy fino, con 6 milímetros de grosor y cuenta con tres secciones.
Un detalle especial es la impresión de la constelación en el reverso de la popa. Cuando está cerrada, se convierte en una capa transpirable que protege al bebé de la luz intensa y filtra las ondas electromagnéticas.
Por último, tenemos la vela, la parte más ligera de la cuna. Esta pieza está hecha con alambre de cobre y tiene un enmarcado en nogal tallado. Aunque permanezca cerrada, permite el paso del aire. Todo está perfectamente diseñado para proteger al bebé y garantizar un sueño perfecto.
Su fabricación resultó novedosa porque hasta el momento no se emplearon dichos procedimientos en la elaboración de cunas para bebés. Por ejemplo, el tejido de cobre empleado se logró por medio de la pulverización térmica con llama y un enmascaramiento altamente desarrollado. Hasta hoy este método solo se aplicó en industrias avanzadas.
De acuerdo con los fabricantes, el objetivo es proteger la salud de la población vulnerable frente a las tecnologías emergentes. Según la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) los efectos de las ondas electromagnéticas son acumulativos y pueden llegar a dañar la salud. Los dolores de cabeza y la irritabilidad son algunos de los síntomas más comunes.
Asimismo, los fabricantes de esta novedosa cuna han recomendado a los padres que eviten colocar los puntos de acceso WiFi a menos de un metro de los lugares más frecuentados por los niños pequeños y, en caso de no usarse, tenerlo apagado.
Si bien es cierto, las últimas generaciones han nacido con la tecnología inmersa en sus vidas. Incluso, para muchos padres este contacto es positivo ya que impulsa el desarrollo de las capacidades de los más pequeños. Para otros, es una herramienta de mera distracción que les facilita el trabajo. Sea cual sea su función, es importante empezar a preguntarse: ¿a partir de qué edad mis hijos deberían disfrutar de un vínculo tan cercano con la tecnología?
Se debe tener en cuenta que, actualmente existe una serie de productos especializados dirigidos a menores que también impulsan su desarrollo cognitivo y físico sin poner en riesgo su salud. Por ejemplo, los móviles para bebés potencian la estimulación sensorial y relajan los sentidos de los más pequeños. Los juegos de mesa, rompecabezas o instrumentos musicales también son una gran opción.
Es imprescindible que los padres tomen una postura responsable con el uso de la tecnología. De esta forma, se encontrará un punto medio en el que los niños disfruten aprovechen sus beneficios sin perjudicar su bienestar.