Estamos todos de acuerdo que queremos mucho a nuestros móviles, demasiado como para llevarlo en cualquier sitio sin consideración. Esto queda especialmente patente en determinadas circunstancias, como cuando andamos en bici o paseamos la silla del bebé. En estos casos el móvil suele estar por ahí perdido en algún lugar recóndito de la mochila y apenas podemos oírlo.