¿Cuánto tiempo tienen los smartphones entre nosotros? Mucho más del que imaginamos. Quizás no eran lo último de la tecnología, pero Nokia y BlackBerry se esforzaron en llevar los teléfonos inteligentes a la máxima cantidad de manos posibles desde hace más de diez años.
Sin embargo, los smartphones tal y como los conocemos tuvieron su masificación hace poco menos de diez años, momento en que Apple y Samsung comenzaron a demostrar, cada uno a su manera, novedades que poco a poco fueron replicadas por los demás fabricantes que se unieron a la carrera por lanzar dispositivos inteligentes y hacerse con una porción del mercado.
Pantallas más grandes y con mejores resoluciones, cámara con mayor cantidad de megapixeles, diseño metálico, batería removible, poco a poco hemos visto cómo los fabricantes se quedan sin ideas y repiten, una y otra vez, las mismas características con aparentes novedades en el apartado técnico que si bien ofrecen una mejora, no es algo primordial como sucedía en el pasado.
¿Qué dispositivo tomará el lugar de los smartphones?
Todo esto que mencionamos viene a raíz de que Kazuo Hirai, CEO de Sony, dijo durante una reciente entrevista con el periódico alemán Die Welt que el fin de los teléfonos inteligentes está cada vez más cerca. Según Hirai, esto se debe a que las innovaciones han dejado de ser significativas.
Estoy convencido de que nos encontramos en una encrucijada.
[…] A pesar de que muchos fabricantes tienen éxito en sus experimentos en electrónica portátil, no hemos visto nada que realmente traiga un cambio revolucionario.
Además, el director de Sony destacó que pronto los smartphones serán sustituidos por otro tipo de dispositivos que tomarán su lugar como nuestro acompañante en las actividades cotidianas. ¿Será posible que se refería a algún tipo de dispositivo como los presentados durante el pasado MWC 2016?
Sin duda alguna son declaraciones bastante fuertes, sin embargo todos los entendidos en el mundo de la tecnología estarán de acuerdo en que efectivamente las “novedades” cada vez son menos, así que quizás después de todo no sea un augurio tan radical.
Con información de Die Welt