Hoy estaba tranquilamente sentado en el aeropuerto, intentando que el sueño no me venciera, faltaban pocos minutos para que llamaran mi vuelo por el altavoz y justo cuando lo han hecho he pegado un salto para ponerme a la cola, típica reacción del viajero. Pero no sólo yo he pegado dicho salto, mi Treo ha saltado el clip del cinturón y vencida por la ley de la gravedad ha descendido dirección suelo. Mea culpa, cuando he presionado para meterla en el clip no ha encajado bien, asumo toda la culpa señor juez. Cuando he visto la Treo salir disparada por enésima vez, esta vez mi corazón no ha pegado ningún salto, ningún grito a salido desde mi estómago, esta vez una calma ha inundado mi ser, viendo como la Treo rebotaba contra el suelo, no una, ni dos, sino tres veces, deslizándose por el bien encerado suelo unos metros de mi (si, ya se que esta no es la forma de presumir de Treo). Cuando por fin se ha detenido, la he cogido y la he guardado directamente en su pinza. La razón es bien sencilla, la Treo iba protegida en su funda de Magnesio de Proporta, estaba seguro que nada malo le iba a pasar y así a sido, cuando una vez en mi asiento del avión he visto que ningún rasguño había en la funda y mucho menos en la Treo. Esta es la importancia de una buena funda.
