¿Usuarios reales en internet o identidades impulsadas por IA? Quizá muchos de ellos sean identidades sintéticas, creadas con información robada o falsificada y potenciadas por inteligencia artificial. Este fenómeno, conocido como “fraude Frankenstein” o fraude de identidad sintético (SIF, por sus siglas en inglés), representa una amenaza creciente para servicios financieros y gobiernos.
Al igual que el mítico monstruo de Mary Shelley, estas identidades se construyen a partir de fragmentos de información personal robada, dando lugar a identidades ficticias que pasan desapercibidas.
El auge del fraude de identidad sintética y su impacto global
Detectar si una identidad es genuina o no es un reto mayúsculo, pues los delincuentes usan datos de personas poco visibles en los registros, como menores, inmigrantes recientes, personas mayores, encarceladas o incluso fallecidas.
A ello se suma un ingrediente alarmante: tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial generativa y deepfakes, que crean imágenes y voces convincentes para estas identidades falsas.
El fraude de identidad sintética ha crecido exponencialmente y ya representa entre el 80% y el 85% de todos los fraudes de identidad en Estados Unidos, causando pérdidas de hasta 40 mil millones de dólares anuales.
La exposición al SIF en sectores como los préstamos de automóviles, tarjetas de crédito y préstamos personales alcanzó los 3.100 millones de dólares en 2023, un récord histórico.
¿Por qué fallan los sistemas tradicionales de detección de fraude? El 85% de las identidades sintéticas pasa sin levantar sospechas, ya que los datos utilizados suelen parecer legítimos.
Además, al no comprometer identidades reales, no hay víctimas directas que reporten el fraude. Para enfrentar este problema, la detección biométrica de “vitalidad” es clave; verifica si alguien es una persona viva en tiempo real, disminuyendo así el riesgo de fraude.
La evolución del fraude sintético: IA Generativa y Deepfakes
El auge de la IA generativa ha transformado el fraude de identidad sintética, permitiendo a los delincuentes crear rostros y voces digitales convincentes, lo que hace que las identidades sean difíciles de detectar.
Datos expuestos en ciberataques se combinan con tecnología de IA para producir identidades sintéticas cada vez más sofisticadas. Esto obliga a las organizaciones a adoptar métodos más estrictos de verificación de vitalidad para validar la autenticidad de los usuarios en tiempo real.
Para frenar el SIF, las instituciones financieras están recurriendo a soluciones de verificación facial biométrica y autenticación avanzada que aseguran que la persona detrás de una cuenta sea genuina. Esta tecnología identifica intentos de suplantación, como el uso de fotos o deepfakes, bloqueando las tácticas más avanzadas de fraude digital.
El fraude de identidad sintética seguirá creciendo, y las instituciones financieras deben tomar medidas preventivas.
La biometría avanzada y la detección de presencia genuina se están convirtiendo en herramientas imprescindibles para protegerse de estos fraudes complejos, permitiendo una defensa proactiva y fortaleciendo los sistemas de verificación ante el riesgo de identidades ficticias.
Fuente: LexisNexis