Así es como tu rostro está entrenando al Skynet del futuro

FaceApp desató un nuevo auge de preocupación y recomendaciones sobre la privacidad de nuestra información. Mientras la mayoría de nosotros sabemos que existen empresas como Facebook o Google que tienen acceso a muchísimos datos nuestros, también hay investigadores y compañías que recopilan decenas de bases de datos con información biométrica de las personas sin que nosotros tengamos idea. Estas bases de datos se comparte en el mundo y están convirtiéndose en el motor que impulsa la tecnología de reconocimiento facial.

El New York Times explica que estas bases de datos se constryen con imágenes de redes sociales, sitios web de fotografías, servicios de citas como OkCupid y cámaras colocadas en sitios como restaurantes o universidades. Algunos activistas en materia de privacidad de datos han señalado que existen repositorios construidos por Microsoft, la Universidad de Stanford y otros. A decir de los activistas, uno de ellos contaba con más de diez millones de imágenes, mientras que otro tenía más de dos millones.

Todas estas imágenes sirven para entrenar las redes neuronales de la tecnología de reconocimiento facial. Estas redes son sistemas matemáticos complejos que requieren grandes cantidades de información que le permite generar reconocimiento por patrones. Así, con mayor cantidad de imágenes, estos sistemas aprenden a identificar más rápidamente a la gente.

Casi todo mundo sabe que empresas como Facebook y Google han amasado conjuntos de datos faciales enormes, pero que por ley no distribuyen con terceros. No así con universidades u otras compañías, que cuentan con colecciones de imágenes que comparten con investigadores, gobiernos y empresas privadas con el objetivo de entrenar los sistemas de inteligencia artificial.

 

El reconocimiento facial es una tecnología que lleva décadas en desarrollo, con laboratorios reuniendo imágenes durante todo este tiempo, usando diferentes fuentes. Las dudas sobre los datos usados para entrenar estos sistemas han comenzado a surgir, ya que sus usos podrían ser invasivos en muchos contextos. Por ejemplo, se supo que a principios de julio los funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza usaron tecnología de reconocimiento facial para escanear fotografías de automovilistas en búsqueda de inmigrantes sin autorización para estar en Estados Unidos.

Las preocupaciones giran en torno a que no existen regulaciones para el uso de los conjuntos de datos, por lo que activistas y otras personas involucradas en el tema temen que esta información cree tecnología cuestionable y para usar el reconocimiento facial de forma indebida (y en muchos casos, atentando contra los derechos de las personas).

 

 

Con información de The New York Times

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