Los teardown siempre son una caja de sorpresas, sobre todo para las personas encargadas de hacer reparaciones. Las guías que publica iFixit siempre son de utilidad para conocer la ubicación de los componentes y el grado de dificultad en las reparaciones y en este caso se descubrieron los secretos del modelo de 13 pulgadas de la MacBook Pro con Touch Bar.
Si pensabas que solo el TouchBar (y el precio), eran las únicas diferencias entre los dos modelos, te sorprenderá que hay más características. Entre esas el reacomodo de los componentes para poder meter las teclas táctiles, debido precisamente a que es difícil de reemplazar, es que le dieron el puntaje más bajo, es decir, uno sobre 10.
Sin duda es la pieza más difícil de cambiar. De hecho, se rompió cuando lo estaban quitando del chasis. El cable que usa se esconde debajo lo que lo hace más difícil de remover. Para empeorar las cosas, al servir como botón de encendido, implica cambiar todo el sensor en caso de que ese se dañe. Al menos es resistente a arañazos. Otro aspecto que lo dificulta es que la batería viene pegada al cuerpo del equipo.
Según la percepción de los chicos, las rejillas solo cumplen una bonita función cosmética, ya que no aportan ninguna utilidad. Esto se ve ya que la posición de las bocinas es diferente (en rojo) a las mismas (en naranja). Creen que el sonido mejorado sale por los laterales de los ventilados.
Lo que es fácil de cambiar es el trackpad, ya que sale con solo remover los tornillos. Otra desventaja, al igual que en el modelo de 15 pulgadas, es que el SSD no se puede cambiar por una versión de mayor capacidad, ya que está soldado a la tarjeta madre junto con la memoria RAM y el procesador. La batería igual es difícil de cambiar ya que está pegada.
Así que si compras alguna de esos modelos, necesitas respaldar la información con Time Machine o soluciones similares si se llena o daña la tarjeta lógica.
Con información de Macrumors y iFixit
