Todos conocemos o hemos oído de las batallas legales que existen entre Samsung y Apple por dominar el mercado de dispositivos móviles pero quizá no todos estemos conscientes de como es que inicio todo esto. Para muchos las demandas de Apple son una manera probablemente deshonesta de frenar a un competidor que le esta ganando cuota de mercado y perjudicando el valor de sus acciones; pero en realidad esta relación de amor-odio tiene algunos matices que podrían no ser conocidos por todos.
El inicio de la relación Apple-Samsung se remonta al año 2005, cuando el gigante de Cupertino, estaba buscando un proveedor estable de módulos de memoria flash. Apple había decidido no utilizar unidades de disco duro para la fabricación del iPod shuffle, el iPod nano y el, entonces próximo, iPhone y por esto requería enormes cantidades de unidades de memoria flash para estos dispositivos. En esos tiempos el mercado de memorias era extremadamente inestable, y Apple quería asegurarse contar con un proveedor que fuera sólido en el sector.
Samsung mantenía el 50% del mercado de memoria flash NAND en ese momento y este fue el inicio de esta relación, el éxito de este acuerdo llevó a Samsung a suministrar los procesadores para el iPhone y el iPad. Inicialmente, las dos compañías desarrollaron en conjunto los procesadores basados en el diseño ARM de Holdings Plc, pero Apple poco a poco tomó control total sobre el desarrollo del procesador. Ahora Samsung únicamente construye los componentes en una fábrica de Texas.
La posición de Samsung como el único proveedor de procesadores para iPhone le proporciono datos valiosos sobre lo grande que iba a ser el mercado de smartphones según la opinión de Apple. “Tener una relación con Apple como proveedor, estoy seguro, ayudó al grupo a ver hacia donde iba el golpe”, dice Horace Dediu, un ex analista de Nokia que ahora trabaja como consultor y dirige un influyente blog. “Es una ventaja muy importante en este negocio saber dónde invertir capital”.
Por su parte Apple, cosechó los beneficios de las fuertes inversiones que Samsung realizo en equipo de investigación, desarrollo de herramientas y facilidades de producción. La inversión de Samsung en el 2012 fue de $ 21 mil millones en gastos de capital, y planea gastar una cantidad similar este año. En comparación, Intel Corp. gastado alrededor de $ 11 mil millones en 2012, y Taiwán Semiconductor Manufacturing Co Ltd. (TSMC) espera gastar $ 9 mil millones en 2013.
Pero la pericia en el desarrollo de componentes, el dinero en efectivo y el conocimiento del mercado no aseguran el éxito, lo que quedo demostrado cuando Samsung inicio su propia incursión en el mercado de smartphones con su Omnia, un smartphone basado en Windows que fue introducido en el 2009. El Omnia fue tan denostado que algunos clientes lo destrozaron en pedazos en demostraciones públicas de descontento.
Aunque Samsung desestimo públicamente el éxito del iPhone: “La popularidad del iPhone es mero resultado de la excitación causada por algunos fanáticos”, dijo GS Choi, el entonces presidente de Samsung, a la prensa en enero de 2010. En lo privado tenía otros planes: “La aparición del iPhone marca qué el momento para cambiar nuestros métodos ha llegado”, dijo JK Shin director de Samsung Mobile Business a su personal a principios de 2010, según un correo electrónico interno presentado ante el tribunal de los EE.UU.
Más tarde ese año, Samsung lanzaría el Samsung I9000, mejor conocido como Galaxy S, que contaba con sistema operativo Android y una estética y sensación general muy similar a la del iPhone. Steve Jobs, el entonces CEO de Apple y Tim Cook, dieron a conocer sus preocupaciones a este respecto ante los altos ejecutivos de Samsung cuando estos estaban de visita en Cupertino.
Apple esperaba que Samsung modificara su diseño en respuesta a estas preocupaciones. Pero los peores temores de Apple se confirmaron con el lanzamiento a principios de 2011 de la Galaxy Tab, que Jobs y muchos otros consideraron un plagio total del iPad.
Jobs inició, en respuesta, una guerra legal que tendría por objetivo mantener a los clones fuera del mercado. Aunque Tim Cook se oponía en ese momento a demandar a Samsung, en gran parte debido al papel crítico que la empresa tenía como proveedor de componentes para el iPhone y el iPad. Sin embargo, a casi dos años de la primera demanda por infracciones de patentes, y seis meses después de haber logrado una gran victoria legal sobre su rival surcoreano, las posibilidades de Apple de bloquear las ventas de los productos de Samsung se vuelven cada día más tenues.
De hecho, una serie de fallos judiciales recientes sugieren que las guerras de patentes de teléfonos inteligentes están concurriendo a un punto muerto, debido a que Apple no ha podido demostrar que sus ventas se han visto seriamente afectadas por las imitaciones de sus productos, sobre todo de Samsung. Eso, a su vez, puede marcar el comienzo de una nueva fase en la compleja relación entre las dos empresas que dominan el creciente negocio de la informática móvil.
A medida que los ánimos de guerra legales decaen, cada vez es más claro que Apple y Samsung tienen muchos intereses comunes, como trabajar en conjunto para hacer retroceder a otros potencialmente peligrosos rivales, como BlackBerry o Microsoft.
Vía: Reuters