Si observamos nuestros teléfonos, es probable que provengan o estén relacionados con China. Ya sea por la marca en sí o por la fabricación en sus vastas factorías, la influencia del gigante asiático en el mercado móvil es omnipresente.
Xiaomi: la punta del iceberg
El panorama se vuelve aún más complejo cuando hablamos de componentes, donde la participación china se vuelve aún más dominante.
Dentro de este panorama, Xiaomi se destaca como una de las marcas más conocidas. Con una década de experiencia, se ha convertido en un referente en telefonía y ha expandido su alcance a otros sectores.
Su estrategia empresarial, basada en la diversificación y la inversión en startups, la ha convertido en un gigante con tentáculos en diversos nichos.
Más allá de su propia producción, Xiaomi actúa como un catalizador para otras marcas. En lugar de abarcar todo el proceso, Xiaomi se concentra en la distribución de productos de empresas en las que ha invertido, creando un ecosistema interconectado.
Las marcas dentro del ecosistema
Mi: La marca principal de Xiaomi, enfocada en la gama media alta y alta con tecnología de punta.
Redmi: Una filial de Xiaomi que ofrece opciones más asequibles en la gama baja y media, manteniendo una buena relación calidad-precio.
POCO: Una submarca que busca ofrecer especificaciones de gama alta a un precio más accesible, sacrificando algunos aspectos menos críticos.
Black Shark: Una marca “participada” por Xiaomi, especializada en teléfonos gaming de alto rendimiento.
Sunmi, 21KE y QIN: Marcas con terminales sencillos orientados a usuarios específicos, como los seniors.
En resumen, el ecosistema de Xiaomi no se limita a una sola marca, sino que abarca una red de empresas colaboradoras que abarcan diversos nichos de mercado. Esta estrategia le ha permitido a Xiaomi crecer exponencialmente y convertirse en uno de los actores más importantes de la industria tecnológica.