En realidad, para ser exactos, lo que llamamos 'teléfono de Google' no existe. Es tan imposible comprar un 'teléfono Google' como un 'PC Windows'. Google produce el software, llamado Android, y corresponde a los fabricantes de teléfonos crear móviles a su alrededor.
Por lo tanto, lo que saldrá al mercado norteamericano el día 22 de octubre (y en el Reino Unido el día 30) es un teléfono con Google, el primero de todos: el T-Mobile G1 (180 dólares con dos años de contrato). Durante los próximos meses irán llegando otros.
Es bastante evidente que el G1 pretende competir con el iPhone. Decidir si lo logra es bastante peliagudo, porque es una suma de tres cosas: Google ha programado el software, HTC ha fabricado el teléfono y T-Mobile ha puesto la red. Lo que hay que hacer es analizar las tres piezas por separado.
El software
El software Android se parece, se comporta y funciona de manera muy parecida a la del iPhone. No es tan coherente ni atractivo, pero su diseño es ingenioso y sorprendentemente completo para tratarse de una versión 1.0. En cualquier caso, está lo bastante pulido como para provocarle a Windows Mobile un complejo de inferioridad enorme; esperemos que Microsoft tenga un buen psicoanalista.
El botón de Inicio abre un escritorio de ordenador en miniatura, con la fotografía de fondo que elijamos. Una 'bandeja' deslizante en pantalla contiene los iconos de todos los programas; se pueden arrastrar nuestros favoritos al escritorio para tenerlos más a mano, o incluso en pequeñas carpetas. También se pueden aparcar listas de reproducción, 'widgets' de una única función, páginas web o fichas del listín de direcciones, como en un ordenador de verdad (que es lo que es).
La pantalla de Inicio se desliza lateralmente para dejar a la vista más espacio de escritorio, que le hará falta en cuanto comience a descargar programas de la tienda en línea Android Market.
Al igual que la tienda del iPhone, este repositorio es un avance gigantesco, repleto de posibilidades; a medida que los programadores de todo el mundo vayan creando nuevos programas, la mayoría de ellos gratuitos, este 'teléfono' se transformará en algo muchísimo más flexible, y con muchas menos carencias funcionales.
Aún mejor, Google asegura que su tienda será completamente abierta. A diferencia de Apple, no se rechazarán los programas que no sirvan a los intereses comerciales de la nave nodriza. Por ejemplo, Apple no admite programas que servirían para efectuar llamadas telefónicas a través de Internet, con los que se evitaría el consumo de minutos celulares. Google y T-Mobile juran que permitirán cosas así.
Una mejora crucial respecto al iPhone es la tecla Menú. Al pulsarla aparece un panel de botones de gran tamaño, cuyas funciones guardan relación con lo que estemos haciendo. Es el equivalente del botón derecho de un ratón de ordenador.
En este panel hay mandatos como Retener, Silenciar y Altavoz mientras estamos en plena llamada; Archivar y Borrar cuando trabajamos con el correo-e; Girar y Compartir cuando acabamos de sacar una foto. Si uno se acuerda de pulsar la tecla de Menú, pocas veces se perderá buscando lo que necesita.
Android lleva incluidos programas como los de Contactos, Agenda, Calculadora, Música, Google Maps, un módulo de YouTube, así como programas de chat y mensajería de texto. El navegador web utiliza toda la gran pantalla de 3,2 pulgadas (480 x 320 píxels); por desgracia, no ofrece vídeos en Flash. Y peor aún, hay que ampliar y reducir muchas veces la imagen, y los botones + y – de la pantalla son mucho menos prácticos que los gestos de pellizcar sobre la pantalla multitáctil del iPhone.
Hay una buena cantidad de pequeños defectos. Por ejemplo, hay que utilizar dos programas de correo-e distintos: uno para las cuentas de Gmail y otro para las demás. El programa de Gmail permite abrir adjuntos de Microsoft Office; el otro no. Y cuando se utiliza este otro programa de correo, al pulsar Responder el cursor se sitúa en el campo de destinatario (que ya está ocupado) en lugar de hacerlo en el cuerpo del mensaje.
No se puede saltar de un mensaje al siguiente sin pasar por la bandeja de entrada. No hay Buzón de voz visual (los mensajes del contestador aparecen en una lista escrita) ni tampoco compatibilidad con Microsoft Exchange.
Donde Android pincha de verdad es en la función iPod. No hay un programa auxiliar como iTunes para sincronizar las fotos, la música y los vídeos con el teléfono; se supone que hay que arrastrarlos manualmente al teléfono tras conectarlo al Mac o al PC con un cable USB. Otra complicación de uso.
Tampoco hay tienda en línea de música, TV y películas. T-Mobile ha llegado a un acuerdo con la tienda de música de Amazon, lo cual no está mal para empezar, pero sólo se pueden descargar canciones mientras se está en lugares con cobertura WiFi. Tal como viene de serie, Android tampoco reproduce vídeos, aunque en el Android Market hay un programa gratuito reproductor de vídeo.
Algunos detalles de Android recompensarán a quienes se hayan resistido al iPhone: marcación con la voz, mensajería multimedia, grabación de audio incorporada y la posibilidad de usar cualquier canción como tono de llamada. Todo viene de serie, y gratis.
Si odia usted a Google, no querrá un teléfono Android. Hace falta tener cuenta en Gmail y la agenda y el listín de direcciones sincronizan únicamente con los servicios de agenda y listín de direcciones de Google en la red.
El teléfono
El G1 lleva Wi-Fi, GPS (pero no indicaciones de navegación) y una cámara mediocre (sólo para fotos, no graba vídeo). Las teclas dedicadas de Marcar, Colgar y Atrás, junto al diminuto trackball para desplazarse, hacen el G1 más flexible que el iPhone, pero también más complicado.
Lo mejor es el teclado físico. Al igual que en un teléfono Sidekick, la pantalla se abre con un efecto de resorte, dejando a la vista el pequeño teclado para los pulgares que hay debajo, para alivio de los usuarios que no soportan los teclados en pantalla.
Sin embargo, tampoco es perfecto. Las teclas no hacen clic. Y lo peor es que hay que girar el teléfono 90 grados respecto a su posición vertical habitual cada vez que se necesita teclear algo, y eso acaba cansando.
La batería es extraíble, lo cual es una buena noticia, porque con todas las armas en marcha (Wi-Fi, Bluetooth, GPS , etc), la carga se agota al cabo de unas tres horas y media de uso continuado.
Por desgracia, el teclado y la batería extraíble hacen el teléfono mucho más grueso, pesado y feo que el iPhone. No hay nadie que vea el G1 y diga 'Ohhhh, yo quiero uno'.
También resulta incomprensible que, aunque el teléfono contiene un sensor de posición como el del iPhone, no está vinculado a la pantalla. Si se gira el teléfono 90 grados para ver una foto o una página web con más anchura, la imagen no gira. Hay que hacerlo manualmente, ya sea a través de un menú o bien abriendo el teclado, lo cual no tiene ninguna lógica.
Por último, no hay toma de auriculares. (¿En serio?). Si quiere usted usar unos auriculares, tendrá que comprar y llevar consigo un adaptador especial que se conecta al terminal USB.
El G1 dispone de muy poco espacio interno para guardar fotos, música y programas. Necesita una tarjeta MicroSD (se entrega con una de 1 GB) Para igualar la capacidad del iPhone básico de 200 dólares, hace falta una tarjeta de 8 GB (unos 30 dólares); para igualar la del iPhone de 16 GB… no se puede.
La red [El G1 sólo se comercializará en países con cobertura de T-Mobile; publicamos los comentarios de David Pogue sobre la red a título informativo]
Los contratos del G1 comienzan a partir de sólo 55 dólares mensuales, que incluyen el uso ilimitado de Internet y 300 minutos de llamadas.
Pero T-Mobile tiene una de las redes más pobres. Si los iPhoneros se quejan de la red 3G de AT&T, que la comparen con la penosa red 3G de T-Mobile, que por ahora sólo abarca 19 áreas metropolitanas, frente a las 320 de AT&T. Fuera de las zonas citadas, la navegación por la web con el G1 es horrorosamente lenta, del orden de varios minutos por página.
(Pero en este aspecto, el G1 se podría ver salvado por el mantra de Android: 'abierto'. Al cabo de 90 días se puede solicitar a T-Mobile un código de desbloqueo que permite utilizarlo en cualquier otra red GSM, como la de AT&T o las europeas).
Así pues, las notas del G1 son éstas: software, sobresaliente; teléfono, notable; red, aprobado.
Pero vayan ustedes preparándose. Aunque el desgarbado T-Mobile G1 es el primer teléfono con Android, no será el último; pronto habrá teléfonos Android de todas las formas y tamaños, y para toda clase de redes.
Con tantas manos en la masa, es improbable que alguno de ellos alcance la belleza, la sencillez y la pureza de diseño del iPhone. Y es seguro que ninguno de ellos inspirará el universo de accesorios (adaptadores para coche, fundas, altavoces…) que hacen tan divertido tener un iPhone.
De todos modos, Android en sí es todo un éxito. Está claro que hay un mercado para teléfonos con la misma facilidad táctil de uso y navegación que el iPhone, pero sin su filosofía extrema de minimalismo funcional. Si es eso lo que usted busca, debería dar la bienvenida a la era de Android con los ojos y los oídos bien abiertos.
© 2008 David Pogue
Reproducido de The New York Times con permiso del autor.