La clave para consolidar la digitalización de la educación de manera productiva y favorable, consiste en su personalización. Actualmente los estudiantes tienen opciones, no tienen que asistir a la escuela de manera presencial.
Pueden obtener títulos en cualquier lugar que deseen y, por lo tanto, toda institución que desee continuar creciendo debe realizar una gran labor para conocer sus necesidades y preferencias, de cada uno de ellos, así que la tarea es seguir centrándonos en cómo podemos refinar eso a través de la tecnología, pero también en la forma en la que se interactúa con el estudiante.
Con esa gran apertura y accesibilidad a los múltiples modelos de educación, las universidades en todo el mundo enfrentan una gran presión para competir por atraer a los estudiantes. Se tiene que mejorar, pero ahora en un contexto en el que los directivos están fatigados.
El cambio ocurrido durante la pandemia se puede mantener como un cambio de cultura; ahora somos más conscientes de que nada es para siempre, pero también de que todo se puede lograr, aunque los cambios no se producen de la noche a la mañana.
Medir la velocidad a la que ocurrió el cambio de cultura, la migración hacia lo digital, es muy variable. Requirió capacitar, activar correos, plataformas, y esto no significó lo mismo para todos; particularmente al padre de familia quien mostró más temor al ejercicio del cambio, así que no se trata solo de tener las herramientas sino también la cultura y la voluntad de implementarlas.