La tecnología semántica es capaz de entender expresiones y relaciones entre las palabras, en lugar de simplemente reconocer caracteres, registrando bases de datos e internet para rastrear allí a los destinatarios del email.
“La idea es cambiar la manera en que enviamos los correos electrónicos”, explica a la AFP el profesor de informática, Michael Genesereth.
“Lo que queremos cuando enviamos un correo electrónico es enviar un mensaje, no una seguidilla de caracteres”, añade. “De esta manera, describes a la persona que quieres que reciba el email, en lugar de los caracteres” de su correo electrónico.
Genesereth y sus colegas en Irlanda, Austria y la propia universidad de Stanford comenzaron a experimentar con este sistema de email inteligente hace varios años.
Funcionó tan bien que el proyecto se extenderá a cerca de 6.000 personas que trabajan en la facultad de informática de Stanford. Luego, todo el campus podrá participar en el experimento y después… “quién sabe”.
Por ejemplo, si alguien quiere enviar un correo electrónico al jefe de un departamento o a los colegas de un equipo de trabajo, escribirá eso en sus sitema de mensajería, que entonces determinará por sí mismo quiénes son los destinatarios.
“En cierto sentido, la libreta de direcciones se vuelve obsoleta“, resume Genesereth.
“De esta manera, describes a la persona que quieres que reciba el email, en lugar de los caracteres” de su correo electrónico.
“Hay muchos datos sobre gente y organizaciones. Hay datos semánticos disponibles en la web, y nuestros programas de email deberían ser capaces de usarlos para enviar inteligentemente nuestros mensajes”, señala.
En un primer tiempo, se espera que la “mensajería semántica” se utilice en empresas que desean que los trabajadores exploten con mayor eficiencia los directorios internos.
Luego, en la medida en que las empresas compartan sus datos con las de sus socios y la información en internet se vuelva más fiable, la mensajería semántica debería “crecer como un virus”, según Genesereth.
El riesgo, a primera vista, es el desarrollo exponencial de correos basura, pero el investigador afirma que no hay mucho que temer por ese lado.
“Es divertido pero cierto”, explica Genesereth: “Puedes apuntar específicamente al público que buscas”. En la práctica, “en un universo de mensajería semántica habría menos necesidad de enviar avalanchas de correos basura: en lugar de enviar mensajes a todo el mundo, se lo envías directamente a la gente que podría estar interesada” en él, opina.
Entre otros, la tecnología podría incluir un filtro que elimine a ciertos remitentes, de manera más eficiente que en la actualidad.
“Los problemas que se plantean con el correo semántico no son diferentes a los del correo actual”, observa Genesereth: “Si mi mensajería sabe quién me envía un mensaje, puedo utilizar un filtro inteligente”.
Por Glenn Chapman
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