La leyenda urbana de la distribución QWERTY dice que su inventor, Christopher Sholes, puso las letras en el teclado en cierto orden para que quien la use, escriba más lento debido a que las máquinas de escribir estaban tan mal hechas que se trababan constantemente. Lo logró poniendo las letras más usadas en pares muy separados.
Pocos años más tarde, la técnica de construcción de las máquinas de escribir había mejorado pero todos estaban acostumbrados a la distribución QWERTY, aún cuando han aparecido alternativas supuestamente superiores como el Dvorak.
El mito se hizo mucho más grande cuando esta historia terminó siendo publicada en un texto corto pero bastante influyente escrito por Paul David, un economista de la Universidad de Stanford, usando este caso como ejemplo de cómo los mercados a veces mandan por encima de la facilidad de uso, la practicidad o lo que realmente es bueno. Es decir: los mercados no necesariamente eligen la mejor tecnología y a veces por motivos poco claros o debido a eventos muy antiguos.
Aunque esto podría ser relativamente cierto, el caso es que la distribución QWERTY no fue inventada para reducir la velocidad y en consecuencia evitar que la máquina se trabara, la realidad es totalmente diferente y se diseño con dos propósitos:
- Lograr que las personas escribieran más rápido distribuyendo las letras de tal forma que se puedan usar las dos manos para escribir la mayoría de las palabras.
- Evitar que los martillos de las letras chocaran entre ellas, en los primeros diseños.
Lograrlo le costó 6 años de pruebas y con ayuda de un estudio de frecuencia en el uso de letras preparado por Amos Densmore, profesor hermano de James DEnsmore, quien invirtió en el invento de Sholes. Fue después de modificar el orden que su invento se empezó a vender realmente.
Años más tarde Stan Liebowitz de la Universidad de Texas en Dallas y Stephen Margolis de la Universidad de California publicaron en 1990 (¡casi 20 años!) un artículo donde destruyen el mito del QWERTY y esa otra idea equivocada que muchos tienen que la distribución Dvorak es mejor, más rápida y más efectiva. El texto se llama The Fable of Keys.
Explican que en 1956 un estudio diseñado por los Servicios de Administración General de Estados Unidos determinaron que las personas que usaban QWERTY eran casi tan rápidos, o más rápidos, como aquellos que usan la distribución Dvorak, no hay necesidad de aprender otros sistema de distribución porque simplemente no vale la pena ni el esfuerzo.
En pocas palabras: la distribución QWERTY no fue pensada específicamente para escribir más lento, no estamos atrapados en un mercado donde usamos una interfaz de input fallida desde su concepción y los teclados Dvorak no te hacen escribir más rápido. Las 3 cosas son mitos, leyendas urbanas repetidas una y otra vez por personas que simplemente escucharon algo similar de otra persona y encontraron una lógica de no-sé-donde, sin antes hacer una mínima investigación.
Lamentablemente, 2009, esta leyenda urbana sigue siendo repetida por “expertos de la tecnología” y después citada como grandes revelaciones en medios masivos.