El artículo utiliza el formato de las “medias verdades”: enuncia una docena de aseveraciones o “lugares comunes” acerca del cloud computing, y los discute con un muy buen criterio. El resultado son “6 half-truths about the cloud“ y “Another Half-Dozen Half-Truths of the Cloud“ que en total hacen una docena, y que permiten entender muchas de las ventajas del esquema de computación en el que vamos a vivir todos en los próximos años, pero también tener argumentos para discutir muchos de sus mitos.
En el orden original, los doce puntos clarificados por Weinman son los siguientes:
1. Las economías de escala son un punto clave para obtener los beneficios de la nube: cierto, los proveedores a gran escala obtienen ventajas derivadas de los descuentos por volumen, de la curva de la experiencia y de la consolidación de operaciones a un nivel que reduce los costes individuales. Sin embargo, no todos los beneficios provienen de la escala, también los hay derivados del hecho de combinar operaciones de múltiples clientes, con ritmos y picos diferentes, lo que permite dimensionar de manera más ventajosa. Por tanto, si por ser muy grande crees que te lo puedes montar tu solito, ojo. Puede que aun así obgengas mejores costes con un tercero.
2. Toda la tecnología se moverá a la nube: siguiendo el razonamiento de Nick Carr en “The big switch“, cabría pensar que sí. Que hoy en día las empresas no producen su propia electricidad ni cavan sus propios pozos. Sin embargo, también es muy posible que la verdad esté en algún punto intermedio, y que lo óptimo sea combinar recursos propios con recursos subcontratados sobre infraestructuras de terceros.
3. El valor se genera al sustituir inversiones en capital por costes operativos: de acuerdo, una cosa son inversiones en capacidad fija, mientras otras nos ofrecen agilidad y capacidad de reacción. Pero de nuevo, no son verdades absolutas, y la última palabra la debería tener el retorno de la inversión. Por tanto, existe un componente importante de decisión financiera en si queremos utilizar capital o cash flow que es preciso tener en cuenta. La decisión no es únicamente tecnológica.
4. Nubes privadas frente a nubes públicas: algunos pueden pensar que una nube privada puede ser muy eficiente y ofrece mayor control. Sin embargo, hay que pensar que en el fondo, los costes en los que se incurre para desarrollarla suponen gastos fijos independientes de la actividad, y que por tanto, puede tener tanto sentido como “montarte un hotel personal”. El autor define una nube usando el acrónimo CLOUD como: Common Location-independent Online Utility service, available on-Demand.
5. Cloud computing no es igual a virtualización: son dos tecnologías muy relacionadas, pero independientes y ortogonales, aunque obviamente una permita extraer muchos beneficios de la otra. Cualquier empresa puede adoptar una, la otra, o las dos.
6. Es más ecológico: sí, reduce el consumo total de energía y por tanto la generación de CO2. Pero en realidad, esto no ocurre simplemente gracias a la tecnología, sino a su uso combinado y a la agregación de diferentes demandas no coordinadas.
7. La nube es menos segura: uno de los favoritos de Enrique Dans. Por un lado, la informática corporativa ya no es de por sí un dechado de virtudes, y tampoco hay nube que esté completamente segura e invulnerable. Sin embargo, la verdad es que un proveedor especializado puede invertir en mejores sistemas de seguridad, profesionales más preparados, y tener mejor defensa contra ataques que una empresa sola, por sofisticada que sea.
8. Servicios corporativos frente a servicios para el mercado de consumo: sí, la infraestructura puede ser la misma o muy parecida. Pero no es lo mismo ofrecer servicios gratuitos financiados mediante publicidad y que si se caen unas pocas horas, no pasa nada más allá de unas pocas protestas, frente a servicios críticos para las empresas que requieren la firma de SLAs, servicio, soporte, relación con personas de carne y hueso que puedan solucionar un problema, etc.
9. Si la nube es más cara, no la uses: es posible que incluso aunque un primer cálculo muestre un coste operativo superior en el caso del cloud computing, el coste final una vez tomada la decisión de adopción no sea así. La razón es clara: mientras en un caso el coste depende del uso, en el otro no. El coste de tu propia infraestructura te lo comes aunque el nivel de uso sea bajo o inexistente.
10. La nube se mueve a través de Internet/IP: sí en principio, con la ventaja de que además puedes hacerlos llegar a todo tipo de dispositivos, portátiles, netbooks, smartphones, etc. a través de 3G y pronto de LTE. Pero si lo requiere o justifica el servicio (continuidad de negocio, on-demand, migración de data centers, etc.), puedes utilizar otra amplia gama de protocolos, desde VPNs hasta Fibre Channel o Infiniband sobre SONET.
11. El lugar no importa: es uno de los grandes axiomas de la red, que puedes hacer todo desde cualquier sitio porque la red se encarga de conectar ambos extremos de la manera óptima y adecuada. Pero dentro de un orden: para algunos servicios y en términos de coste o de legislación, el lugar puede tener importancia, y de hecho, algunos países empiezan a desarrollar leyes sobre qué tipo de cosas pueden entrar y salir de su territorio. El lugar donde se almacenan los datos de los clientes o los servicios que se pueden ofrecer pueden estar limitados por este tipo de temas.
12. La respuesta es la consolidación de data centers en una nube privada: sí, se puede ahorrar mucho dinero en administración, gestión, simplificación y consolidación de operaciones. Pero el coste solo es una de las dimensiones a tener en cuenta. Además, hay que balancear disponibilidad, seguridad, agilidad, y mejorar la experiencia de usuario.
Una interesante lista de reflexiones al hilo de aseveraciones habituales en vendedores de este tipo de soluciones, o que pueden ser usadas para análisis comparativos. En cualquier caso, una manera de abrir más los ojos y la cabeza a un tema del que llevamos mucho tiempo hablando, pero que a la mayoría de los gestores de IT se enfrentan habitualmente con este tipo de objecciones basadas en modelos de pensamiento erróneos o que distan mucho de ser verdades absolutas.
Fuente: Enrique Dans