La batalla por la supremacía en la industria de semiconductores se intensifica. Mientras Estados Unidos cosecha los primeros frutos de su Ley de Chips y Ciencia, Corea del Sur prepara una contraofensiva contundente: un paquete de subvenciones por valor de 7.000 millones de dólares.
Impulso a la industria en Corea del Sur
Esta medida, anunciada por el ministro de Finanzas, Choi Sang-mok, tiene un objetivo claro: impulsar a las empresas surcoreanas para que compitan al más alto nivel en la “guerra tecnológica” de los chips.
Choi no duda en calificar la situación actual como una auténtica batalla: “Agentes como Estados Unidos, Taiwán o China están librando una guerra tecnológica en el terreno de los semiconductores. Corea del Sur no puede quedarse atrás”.
Plan integral para dominar la cadena de suministro
El paquete de subvenciones no se limita a un simple desembolso de dinero. El gobierno surcoreano ha diseñado un plan integral para fortalecer toda la cadena de suministro de chips. Las empresas que cumplan los requisitos podrán acceder a financiación para:
- Adquirir materiales esenciales para la fabricación de chips.
- Desarrollar y fabricar equipos de última generación.
- Impulsar a las empresas de diseño sin fábrica (fabless) que desempeñan un papel crucial en la innovación.
Beneficios fiscales para atraer inversiones
Para canalizar las subvenciones, se creará un nuevo fondo financiado por instituciones financieras tanto estatales como privadas. Además, Corea del Sur ya está construyendo un mega conglomerado de chips en Yongin, al sur de Seúl, que servirá como hub tecnológico para la industria nacional.
Como complemento a las subvenciones y al nuevo conglomerado, el gobierno surcoreano también ha prometido beneficios fiscales a las empresas que realicen inversiones en el sector de semiconductores.
El objetivo es claro: atraer talento e inversiones que impulsen la innovación y la competitividad de las empresas locales.
La industria de chips: un campo de batalla crucial
La decisión de Corea del Sur pone de manifiesto la importancia estratégica que la industria de semiconductores tiene en la actualidad.
Estos componentes son esenciales para la fabricación de una amplia gama de productos electrónicos, desde smartphones hasta coches eléctricos. El país que domine esta tecnología tendrá una ventaja significativa en la economía global del futuro.
Con Estados Unidos y Corea del Sur a la cabeza, otros países como China, Taiwán y Japón también están intensificando sus esfuerzos para conquistar este sector clave. La competencia será feroz, pero la recompensa para el vencedor será enorme.