Todos queremos tener el mejor smartphone posible, con una batería de larga duración, pero en realidad desconocemos el proceso de fabricación de los componentes, como lo es en este caso los iones de litio que requieren de cobalto, el cual se extrae de minas. Lo que pocos conocen, es que se emplean a niños para hacer este trabajo.
En el reporte hecho por Amnistía Internacional, llamado This is what we die for: Human rights abuses in the Democratic Republic of the Congo (DRC) power the global trade in cobalt, indicó que empresas como Apple, Samsung, Sony, Vodafone, Inventec, VW entre otras, tienen proveedores que emplean como fuerza de trabajo a menores de ocho años en la República Democrática de Congo, África.
Es su responsabilidad vigilar que las empresas que fungen como socios respeten los derechos humanos de sus empleados en toda la cadena de suministros, algo en lo que evidentemente están fallando. Las condiciones de trabajo son precarias, teniendo que cargar rocas, pasando por túneles, poniendo en peligro la salud y vida al afectar los pulmones, sin que las “grandes marcas” hagan algo por mejorar esta situación.
Toda la producción es hecha por la empresa CDM (Congo Dongfang Mining), que es subsidiaria de Huayou Cobalt Ltd, para luego ser vendida en China y Corea del Sur a tres empresas (Ningbo Shanshan y Tianjin Bamo en China además de L&F Materials en Corea del Sur), quienes se encargan de proporcionarlas a los fabricantes de autos y de tecnología, sumando un total de 16 multinacionales involucradas de forma directa o indirecta. Una empresa aceptó que realiza la compra allá, cuatro desconocen al proveedor, seis están investigando la veracidad de las acusaciones, cinco negaron comprar a la empresa china a pesar de tener evidencia de hacerlo y dos negaron tener nexos con la misma.
Es irónico que algunas de esas empresas presuman de ser ecológicas y respetuosas de las leyes y derechos humanos -proclamando cero tolerancia al trabajo infantil-, cuando desconocen (o dicen desconocer), el proceso que sigue cada uno de los elementos que componen los productos que venden. Si pueden destinar millones en los departamentos de investigación y desarrollo, lo podrían hacer con sus socios o al menos, ver que ellos cumplan con los estándares de trato humano además de los de calidad.
El riesgo del trabajo laboral en minas y la explotación infantil
Congo produce el 50% del cobalto requerido a nivel mundial por los fabricantes. Es uno de los mayores proveedores de este mineral para CDM. Los mineros trabajan en condiciones donde además de enfermarse de los pulmones, constantemente hay accidentes fatales. En el período de septiembre de 2014 a diciembre de 2015, hubo 80 víctimas. Se desconoce la cantidad real de trabajadores que han muerto. A esto hay que agregar jornadas de 12 horas sin tener equipo básico que los proteja de los elementos (carecen de guantes, uniformes y máscaras), para que al final del día les den uno o dos dólares. La UNICEF estima que un alto porcentaje de los 40 mil niños que laboran en minas, trabajan en las de cobalto.
Desgraciadamente,no existen regulaciones aplicables a la producción de cobalto en Congo (solo las hay para la producción de oro, coltán / tantalio, estaño y tungsteno). Eso no significa que las empresas no puedan hacer algo al respecto. Pueden crear las leyes que regulen esta actividad o al menos parámetros para establecer revisiones a los socios sin avisar de las visitas, dar a conocer a los usuarios la fuente de procedencia de los materiales empleados en sus productos y los gobiernos deben buscar la forma de evitar que algunas empresas se enriquezcan a cambio de la miseria de otras. No se trata de que dejen de comercializar con una empresa en particular y cambiarla por otra. La idea es mejorar las condiciones laborales y de vida de los afectados.
Con información de Amnistía Internacional