En el transcurso del 2023, Intel llevó a cabo un exhaustivo análisis en diversos países europeos con el objetivo de identificar la ubicación más propicia para erigir una innovadora fábrica de chips, que se sumaría a la ya existente en Irlanda.
Alemania, el país elegido para esta gran fábrica
Al final, el gigante de los procesadores ha optado por instalar esta nueva fábrica en Alemania. Según declaraciones del líder máximo de Intel, esta nueva instalación se erigirá como la fábrica más vanguardista y avanzada a nivel mundial.
El hecho de que Europa albergue la fábrica de chips más avanzada del mundo representa un hito de gran importancia, marcando el retorno del continente a la vanguardia en el ámbito tecnológico, que ha estado dominado por Estados Unidos, China y Corea del Sur.
Según las declaraciones de Pat Gelsinger, CEO de Intel, esta nueva instalación tendrá la capacidad de producir obleas mediante tecnología de 1,5 nanómetros, tanto para Intel como para los fabricantes asociados a Intel Foundry Services, encargados de la fabricación de semiconductores.
Muy pronto Intel superaría a TSMC
En la actualidad, los procesos de fabricación más vanguardistas de Intel, como Intel 4 e Intel 3, se sitúan detrás de TSMC, el principal fabricante a nivel mundial.
Sin embargo, si la hoja de ruta de Intel se mantiene sin alteraciones, es plausible que esta nueva fábrica supere a TSMC, convirtiéndose en el pionero en la implementación de la tecnología de 1,5 nanómetros en sus procesos de manufactura.
Es relevante destacar que Intel ya ha marcado un precedente al ser la primera empresa en recibir una máquina litográfica para obleas de 2 nanómetros, reafirmando su compromiso con la innovación y la vanguardia tecnológica.
Retraso tecnológico de China
Los problemas tecnológicos de China siguen asociados a las prohibiciones de EE.UU. y Países Bajos para vender máquinas de litografía a este gigante asiático, lo que ha frenado en gran medida su avance.
Según Gelsinger, en la actualidad, China se encuentra rezagada 10 años con respecto a la industria global de semiconductores, una brecha que persistirá hasta que se levanten las sanciones o hasta que China logre desarrollar sus propias máquinas, un proceso que podría extenderse a lo largo de varios años.