SUPHURREAL te transporta a un futuro donde la energía solar se transforma en un ciclo infinito. Este proyecto innovador utiliza el calor del sol para convertir el azufre en ácido sulfúrico y viceversa, creando un almacenamiento de energía térmica casi ilimitado.
Más allá del polvo amarillo
El azufre está a punto de convertirse en el protagonista del almacenamiento de energía renovable. Su alta densidad energética lo convierte en un gigante silencioso, capaz de almacenar una cantidad descomunal de energía en un espacio mínimo.
El azufre se quema para producir dióxido de azufre, que luego se transforma en ácido sulfúrico. Este ácido, a su vez, se utiliza para crear nuevamente azufre, cerrando un ciclo perfecto. La energía solar concentrada alimenta este ciclo, convirtiéndolo en un proceso completamente renovable.
Entonces el azufre se almacena en forma de pila, mientras que el ácido sulfúrico se guarda en tanques. Cuando el sol brilla, la pila de azufre crece mientras se vacía el tanque de ácido. Por la noche o cuando hay nubosidad, el proceso se invierte, utilizando el azufre almacenado para generar energía.
Un combustible renovable sin emisiones
El azufre, a diferencia del carbón, no produce emisiones de CO2. Es un combustible renovable que se puede almacenar a la intemperie sin perder sus propiedades. Su disponibilidad y bajo impacto ambiental lo convierten en una alternativa ideal para un futuro sostenible.
Los campos solares actuales, con sus miles de espejos helióstatos, concentran la luz solar a temperaturas que superan los 1.000°C. Esto abre la puerta a procesos termoquímicos que antes dependían de combustibles fósiles, como el ciclo del azufre.
Un futuro brillante para el almacenamiento de energía
El proyecto SUPHURREAL ya ha logrado descomponer ácido sulfúrico en un simulador solar. El siguiente paso es llevar este proceso al mundo real, bajo la luz del sol. Si todo marcha bien, en dos años podríamos estar presenciando una nueva era en el almacenamiento de energía renovable.
El azufre, ese elemento que alguna vez solo evocaba olores desagradables, podría convertirse en la clave para aprovechar al máximo la energía del sol. El ciclo termoquímico del azufre no solo suena a futuro, sino que tiene el potencial de ser tan cotidiano como cargar nuestro teléfono móvil.