La “nueva normalidad” en el sector editorial

El 23 de marzo dio comienzo de manera oficial la Jornada Nacional de Sana Distancia para reducir la tendencia a la alza de casos de COVID-19 en el país, que eventualmente llevó a que sectores considerados como no esenciales, entre ellos el editorial, frenaran cualquier actividad presencial.

Ante este entorno, la industria editorial se enfrentó al reto inédito de realizar una reconfiguración de su estrategia comercial para acercar a los libros con los lectores, que consistió en activar logísticas para entregas a domicilio, ofertas de libros físicos y digitales, contenido gratuito por tiempo limitado, descuentos, rebajas, lanzamientos de libros en canales digitales, conversaciones con autores vía streaming, webinars, entre otras acciones.

Asimismo, destaca la iniciativa de Metabooks (plataforma que integra la información de libros en formato de metadatos) que organizó el ciclo virtual “Conversaciones para hacer que los libros se vean” en el que diferentes actores del sector se reunieron para debatir sobre los retos, amenazas y oportunidades derivados de esta coyuntura.

Hasta el momento los efectos colaterales de la cuarentena han repercutido en las cifras que a principios de este año pintaban prometedoras:

En contraste, las ventas en el mercado electrónico se han incrementado hasta el 12% de la facturación, cuando antes eran del 4 por ciento.

De cara al decreto gubernamental, las librerías podrán ser reabiertas cuando el semáforo esté en color naranja o amarillo, lo que podría realizarse a finales de junio o hasta julio dependiendo de las cifras de ocupación hospitalaria derivada del coronavirus.

En este sentido, de acuerdo con la experiencia en otros países, la reactivación del sector se ha enfocado principalmente en tres vertientes:

  1. Lanzamiento presencial de libros planificados antes del confinamiento y que no lograron circular más allá de canales digitales o vía mensajería.
  2. Lanzamiento de novedades para reactivar el sistema.
  3. Elección estratégica de libros por parte de las librerías para fomentar ventas y evitar devoluciones.

Además de lo expuesto anteriormente, se podría concluir que este periodo de confinamiento ha conducido en primera instancia a la adaptación de lectores análogos a plataformas digitales, lo que podría propiciar un crecimiento sostenible del libro electrónico en consonancia con las cifras presentadas por la Caniem (aumento del 12% en facturación).

Y por otra parte, al auge de una experiencia complementaria e inmersiva que integre actividades presenciales y digitales entre editoriales, librerías, autores y lectores.

Martha Paola Camacho

Directora de Investigación e Insights en Extrategia, Comunicación y Medios 

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