El marketing móvil fue uno de los grandes temas del Mobile World Congress que se hizo en Barcelona a mediados de febrero pasado. Y esto no es algo para dar por sentado, en realidad, es el primer año en el que el marketing ocupa un lugar tan destacado en la agenda de este encuentro que en 2011 reunió a más 60.000 asistentes provenientes de 200 países.
Hasta ahora, las compañías que integran el “ecosistema” móvil no necesitaron del marketing para crecer. Y crecieron mucho, todas. A diferencia de Internet tradicional, donde tempranamente las marcas hicieron su aporte al crecimiento del canal digital a través del auspicio de banners y la contratación de agencias digitales, en el mundo móvil todo lo pagó el usuario. Desde ya que el dispositivo, las llamadas y los datos los paga el usuario, pero también los contenidos.
De hecho Google, la empresa más grande de internet, ofrece todos sus servicios de forma gratuita a los usuarios, pero vive de la publicidad.
Lo que se vio en Barcelona fue un renovado interés por atraer al ambiente móvil a las principales marcas, que con justas razones siempre se mostraron reacias a invertir “en serio” en este nuevo canal. Y los argumentos para creer que esta vez las marcas se van a animar son los siguientes:
Las diferencias se achican. Con el impresionante crecimiento de los smartphones la experiencia de uso con un dispositivo móvil es similar a la que puede vivirse en una PC. La penetración de estos superteléfonos llega al 10% en los mercados de América Latina. Esto, sin embargo, no debería llevar a pensar que una campaña en smartphones puede ser la misma que en las PCs. El diseño tiene que ser otro. Y si la campaña va más allá de los smartphones, e incorpora a los celulares tradicionales, tanto mejor.
Las redes de publicidad móvil. El crecimiento del interés de los anunciantes y, en paralelo, el de los publishers con sitios y aplicaciones preparados para entregar su contenido a dispositivos móviles abonó el suelo para el surgimiento de redes de publicidad especializadas en este nuevo medio. Ahora la tarea, tanto para anunciantes que quieren saber dónde invertir, como para publishers que buscan a quiénes vender, es más fácil.
La geolocalización. A diferencia de la PC, el aparato móvil es personal pero además se mueve con su propietario, lo acompaña, y no es necesario decir hasta qué punto esto puede ser clave para el marketing. Las opciones de geolocalización son muchas, desde sumarse a plataformas como Foursquare, hasta utilizar las tecnologías que ofrecen los operadores. Es cuestión de averiguar y analizar caso por caso.
Las aplicaciones. El inventario móvil está en los sitios web adaptados y también en las aplicaciones que los usuarios descargan en su dispositivo. La conclusión de los marketineros en Barcelona parece haber sido la siguiente: “No importa si el fenómeno de las aplicaciones es el futuro, pero lo cierto es que hoy es una realidad y hay que aprovecharlo”. Cada uno deberá ver cómo.
HTML5. Esta extraña palabra es un estándar que permite llevar a la Web móvil casi todos los servicios que hoy se pueden ofrecer desde una aplicación, esto es, acceso al GPS o a la cámara de un dispositivo. Es sin duda el futuro, y algo sobre lo que cualquier persona interesada en el marketing digital debería ponerse a leer inmediatamente.
Tabletas y mejores redes. Las tablets le dan al marketing móvil un escenario de lujo, con una calidad gráfica impresionante y posibilidades que todavía no alcanzamos a imaginar. Pero dos cosas: atrás del aparato deberá haber redes móviles o al menos redes inalámbricas que estén a la altura de las circunstancias. De nada sirve una Ferrari en caminos de ripio. Y otra: la usabilidad de una tablet es distinta a la de un smartphone. El “gesto” es otro, y ahí está la clave de entender qué cosas funcionan para unas y qué cosas para otros.
Extraído de Movilsur