El incansable magnate detrás de Meta, Mark Zuckerberg, siempre está en movimiento. En su constante expansión de negocios, el fundador de Facebook está intensificando su enfoque en el desarrollo de Inteligencia Artificial, una tendencia que está generando preocupación en la comunidad científica.
Zuckerberg comprará miles de chips a Nvidia
Recientemente, Zuckerberg reveló su plan de adquirir una cantidad sustancial de chips gráficos de vanguardia para impulsar sus proyectos de IA, consolidando aún más su compromiso con esta tecnología emergente.
El plan del CEO de Meta implica la compra de 350 mil chips Nvidia H100, valuados individualmente en alrededor de USD $30.000 cada uno ($51,500 MXN). Esta inversión se enfocaría en el desarrollo de una inteligencia artificial general (IAG) de código abierto, un nivel de IA que iguala o supera la inteligencia humana.
Este anuncio no pasó desapercibido y suscitó una avalancha de inquietudes entre la comunidad que sigue de cerca los avances en IA y sus implicaciones en la vida cotidiana.
¿Desarrollo de una IAG?
La destacada científica en computación de la Universidad de Southampton y asesora de IA en las Naciones Unidas, Dame Wendy Hall, expresó su inquietud ante la perspectiva de lanzar una inteligencia artificial general (IAG) de código abierto sin un marco regulatorio establecido, calificándola como “aterradora” e “irresponsable”.
Andrew Rogoyski, del Instituto de IA Centrada en las Personas de la Universidad de Surrey, compartió preocupaciones similares, resaltando la necesidad de tomar decisiones a nivel internacional, según informó el portal especializado Futurism.
Estas preocupaciones no son ajenas a Meta, la empresa anteriormente reconocida como Facebook. En el pasado, la divulgación del modelo de lenguaje Llama 2 por parte de la compañía fue equiparada por Hall de la famosa película “2001: A Space Odissey”.
Aunque Meta no está sola en la carrera hacia la inteligencia artificial general (IAG), con competidores como OpenAI y Google DeepMind, su enfoque de código abierto plantea una serie de riesgos y preocupaciones adicionales para la comunidad científica.