El repentino despido de Sam Altman como CEO de OpenAI en noviembre de 2023 conmocionó al mundo tecnológico. La posterior contratación de Altman por parte de Microsoft y su extraño regreso a OpenAI solo meses después sembraron dudas sobre la estabilidad y el futuro de la empresa.
Más allá del crecimiento
OpenAI se ha convertido en la empresa tecnológica de más rápido crecimiento en los últimos años, invirtiendo grandes sumas de dinero en investigación y desarrollo de inteligencia artificial (IA).
Sin embargo, este crecimiento acelerado ha ido acompañado de interrogantes sobre la gestión de la empresa y, sobre todo, sobre los aspectos éticos que rodean el desarrollo de la IA.
Las recientes declaraciones de Helen Toner, ex miembro del consejo de supervisión de OpenAI, en el podcast The TED AI Show, han reabierto las heridas de la “gran guerra abierta” que se vivió en el seno de la empresa.
Toner revela la falta de confianza que el consejo llegó a tener en Altman, principalmente por su falta de transparencia en la gestión financiera y en la toma de decisiones.
Transparencia opaca y un clima tóxico
La destitución de Altman se debió, en gran medida, a la alarmante falta de transparencia sobre el modelo de financiación de la empresa.
El consejo de supervisión consideraba que Altman ocultaba información crucial sobre los fondos y las inversiones de OpenAI, lo que generaba dudas sobre sus intenciones y el futuro de la empresa.
Las denuncias de Toner van más allá de la falta de transparencia financiera. Afirma que Altman engañó o proporcionó información incompleta al equipo sobre temas relacionados con la seguridad de la IA.
Su artículo de investigación sobre la falta de transparencia en la empresa y la posterior reacción furiosa de Altman solo confirmaron las tensiones existentes.
Abuso psicológico hacia los empleados
Varios empleados de OpenAI denunciaron “abuso psicológico” por parte de Altman, lo que empeoró aún más el clima tóxico en la empresa. La falta de comunicación y la toma de decisiones unilaterales por parte de Altman generaron un ambiente de desconfianza y malestar entre el personal.
La falta de transparencia alcanzó tal magnitud que el lanzamiento al público de ChatGPT no se consultó con el equipo, quienes se enteraron a través de las redes sociales. Este tipo de decisiones unilaterales solidificaron la imagen de Altman como un líder autoritario y poco confiable.
El regreso de Altman a OpenAI
A pesar de las graves acusaciones, Altman logró ser readmitido en OpenAI tras su despido.
Algunos empleados y la presión ejercida por Microsoft, quien había contratado a Altman temporalmente, obligaron a la empresa a reconsiderar su decisión. Sin embargo, esta readmisión no estuvo exenta de consecuencias, ya que provocó la dimisión de varios miembros de la junta directiva.
Según Toner, Altman también fue despedido de sus anteriores empresas por ocultar información y por falta de transparencia.
Si bien OpenAI sigue siendo líder en el desarrollo de IA con el lanzamiento de GPT-4o, las revelaciones sobre el estilo de liderazgo de Altman y la falta de transparencia en la empresa dejan serias dudas sobre su futuro.
El caso de OpenAI pone de relieve la importancia de la ética y la transparencia en el desarrollo de tecnologías tan poderosas como la IA. La falta de estos principios puede generar desconfianza, inestabilidad y, en última instancia, poner en riesgo el futuro de estas empresas y de la sociedad en su conjunto.