La adicción a las pantallas limita drásticamente nuestro potencial cerebral. La Dra. Wendy Suzuki, una reconocida neurocientífica, advierte que esta dependencia constante reconfigura nuestras conexiones neuronales, reduciendo nuestra capacidad de crecimiento cerebral y afectando nuestra felicidad.
Dopamina, un juego peligroso
Las redes sociales y las aplicaciones de nuestros teléfonos están diseñadas para ser adictivas. Funcionan como máquinas tragaperras virtuales, liberando dopamina en nuestro cerebro cada vez que recibimos una notificación o un “me gusta”. Esta constante estimulación crea una dependencia que dificulta desconectarnos.
Esta sobreexposición a las pantallas, especialmente en adolescentes, está estrechamente relacionada con un aumento en los niveles de ansiedad y depresión. La comparación constante con los demás a través de las redes sociales genera un estrés significativo.
Aislamiento en un mundo conectado
Irónicamente, nuestra constante conexión digital nos está desconectando de las relaciones humanas auténticas. La Dra. Suzuki señala que la interacción cara a cara activa áreas del cerebro cruciales para la empatía y la inteligencia emocional, áreas que se ven atrofiadas por el exceso de tiempo en las pantallas.
Dicha búsqueda incesante de aprobación en las redes sociales y la comparación constante con los demás pueden generar sentimientos de soledad y baja autoestima.
La gratificación instantánea que ofrecen las plataformas digitales puede dificultar la apreciación de las satisfacciones más profundas que provienen de las relaciones humanas.
Adolescentes en riesgo inminente
La adolescencia es una etapa crucial para el desarrollo cerebral. Durante este período, el cerebro experimenta cambios significativos, y la exposición excesiva a las pantallas puede interferir en estos procesos.
Del mismo modo la Dra. Suzuki advierte que el uso intensivo de dispositivos electrónicos en la adolescencia se correlaciona con un aumento en los niveles de ansiedad y depresión, especialmente en las niñas.
Pero las relaciones interpersonales son fundamentales para el desarrollo social y emocional de los adolescentes. Las redes sociales, aunque pueden facilitar la conexión, no pueden reemplazar las interacciones cara a cara. Estas últimas son esenciales para desarrollar habilidades sociales, empatía y autoestima.
Desconectarse para reconectarse
También la Dra. Suzuki propone varias estrategias para fomentar un uso más saludable de los dispositivos electrónicos:
- Desintoxicación digital: Tomar descansos regulares de las pantallas puede ayudar a restablecer hábitos saludables.
- Actividad física: El ejercicio es un excelente antídoto contra el estrés y la ansiedad, y puede mejorar el estado de ánimo.
- Mindfulness y meditación: Estas prácticas ayudan a cultivar la atención plena y a reducir el estrés.
- Interacciones sociales: Fomentar las relaciones interpersonales y participar en actividades grupales puede mejorar el bienestar emocional.
Replantear la ansiedad
En lugar de ver la ansiedad como un problema, la Dra. Suzuki sugiere reconceptualizarla como una señal de que algo importante nos preocupa. Al comprender y gestionar nuestra ansiedad, podemos utilizarla como una herramienta para el crecimiento personal.
Aunque la adicción a las pantallas plantea desafíos significativos, es importante recordar que nuestro cerebro es adaptable. Al tomar medidas proactivas para reducir el tiempo que pasamos frente a las pantallas y fomentar hábitos más saludables, podemos mejorar nuestra salud mental y bienestar general.
Fuente: The Diary of a CEO