La publicidad en internet equivale a los comerciales que atiborran actualmente la televisión abierta y de paga, desde luego la industria del entretenimiento está migrando ahora a este nuevo medio el cual está captando la atención de la mayoría de la población, el tráfico sigue aumentando y es por esto que las principales marcas de productos reconocidos buscan un nuevo lugar para anunciarse.
Esta publicidad, en algunas ocasiones engorrosa, termina por fastidiar a los usuarios, los cuales acuden a bloqueadores de publicidad; tales como Adblock, siendo este uno de los principales y de los más usados en todos los navegadores. Debemos recordar también que hace poco, Google anunció que su navegador Chrome bloquearía este tipo de extensiones obligando a las personas a ver la publicidad, sobre todo de Google Adsense.
Desde luego, más tardan estas grandes empresas en ponerle trabas a los usuarios que lo que tardan los desarrolladores para darle la vuelta a estas nuevas propuestas y restricciones, fue así que Adblock publicó hace apenas unos días su propio navegador que puede ser descargado desde Android e iOS. Aunque es una aplicación en fase beta, resulta un problema para lo que Google intenta frenar.
Apple hizo lo propio en su sistema operativo iOS, ahora existe la posibilidad de controlar el contenido de las páginas que visitamos. Incluyeron justo Bloqueadores de contenido, pero estos no dependerán directamente de la empresa, sino de los desarrolladores. Pero también es una estrategia de mercado para que la única publicidad que consumamos sea de su sistema de anuncios iAd.
Entonces ¿No nos están ofreciendo una navegación sin publicidad sino su propia publicidad?… pero este tipo de extensiones para los navegadores representan un arma de doble filo. Desde luego debemos tener una actitud empática para lograr entender ambas partes implicadas. Y es a lo que en este momento me aventuro, a emitir una opinión como usuario pero también como parte de esta industria de la publicidad en sitios web sin pertenecer completamente a ella.
Me parece pertinente iniciar con la parte que tengo mucho más presente y con mayor experiencia: de usuario. Husmeando por la red y por cientos de artículos dedicados a bloqueadores de publicidad me encontré con lo que en realidad me importaba, lo que atañe a este articulo; lo que piensan los consumidores sobre esta problemática, el uso de bloqueadores y qué tanto afecta la publicidad a su experiencia en sus webs favoritas.
Las opiniones siempre son variadas, desde luego, cada cabeza es un mundo, pero pude encontrar comentarios que conducían al mismo final. La conclusión principal a la que puedo llegar después de leer cientos de comentarios es que: estamos dispuestos <<los usuarios>> a recibir publicidad en las páginas que visitamos, sí, siempre y cuando no sea invasiva, excesiva o cuando menos que se acerque un poco a los intereses de los internautas. Aquí es cuando salta la conciencia de las personas al pensar en las implicaciones que tiene la publicidad para las páginas web de las que consumen información: ganancias para seguir proveyendo datos de calidad.
Pero esto cambia al visualizar a las grandes industrias tales como YouTube principalmente y los constantes dolores de cabeza que provoca con sus anuncios de escasos 20 segundos o incluyendo directamente videos completos de hasta 7 minutos de duración. Aquí existe una disyuntiva de perspectivas, porque vemos a estos gigantes de internet como empresas multimillonarias que no necesitarían ocupar banners o videos publicitarios para aumentar sus ganancias. Otro aspecto que se debe tratar sobre este tipo de anuncios es el tipo de publicidad que nos obligan a ver, es decir, anuncios para promocionar cervezas, fútbol, casinos, refrescos, etc. y es que pensamos en ¿Por qué siguen esta senda de publicidad inservible? ¿Por qué no prestar estos espacios para diferentes anunciantes con cosas más interesantes y que de verdad llamen nuestra atención?
Entonces, me atrevo a aseverar que, como usuarios, aceptamos consumir la publicidad en internet, siempre y cuando se retiren aspectos como el exceso de anuncios en un espacio reducido y también los engorrosos anuncios que son imposibles de cerrar y que en el intento erremos y nos lleva directamente a su sitio. Y es que, lo creamos o no, muchos usuarios utilizan de manera prudente la herramienta de Adblock, al añadir a su lista blanca las páginas que desean soportar al recibir publicidad.
Del otro lado está la visión de la industria y las ganancias que se generan mediante este método <<que debemos recordar que no son enormes y que sí se sujetan a diversas restricciones>>, el soporte que reciben pequeñas páginas web por este método para sostener el hosting, mantenimiento, diseño de la web y en muchas de las ocasiones a las personas que colaboran en ellas, recurren a este método para generar ingresos y poder seguir creciendo y ofreciendo buen contenido.
Al bloquear la publicidad le estamos quitando una parte de lo que se utiliza para mantener vigente la página. Y hablo de estos pequeños casos porque existen sitios en los que la publicidad resulta un aliciente más debido a los patrocinios que tienen y con los cuales subsisten. Así que también es necesario identificar una de otra y entender el funcionamiento de cada una. Al hablar de la publicidad se tiene que hacer referencia a que muchas de las páginas que las incluyen en su contenido no son los responsables de los anuncios que aparecen, es decir, ellos únicamente aceptan los comerciales sin saber cuál será el contenido. Existen casos también en los que se llega a un acuerdo con cierta marca y se lleva a cabo una negociación para así decidir cuál será presentada en su página.
Aquí es en donde convergen ambas posturas, ya que, los creadores de contenido deben tener en cuenta la opinión del usuario, respecto a lo que se está creando en el sitio y a lo que se anexa que es totalmente ajeno a él y lograr una experiencia favorable para ambos, sin la necesidad de recurrir a programas o extensiones que eliminen definitivamente la publicidad en todas las páginas que visitemos.
Resulta algo muy subjetivo y del cual cada persona tendrá sus conclusiones respecto al tema. ¿Utilizarlos o no? Y de hacerlo ¿En qué sitios sí deberíamos aplicar el rigor de la exclusión de publicidad y en qué otros no? Son preguntas que deben llevar al lector a reflexionar en torno a su poder como consumidor frente a los prestadores de información en internet.