Durante la era de la COVID-19, el trabajo en casa se convirtió en la norma en la mayoría de las empresas en nuestro entorno.
El término del “home office”
Pero surgió un dilema precisamente cuando la amenaza del virus disminuyó y las empresas empezaron a buscar el regreso de sus empleados a las oficinas.
Se han documentado numerosos casos en los que personas renunciaron a empleos que amaban debido a la presión para volver a la oficina, así como empresas como Amazon que continúan instando a sus trabajadores a hacerlo.
Sin embargo, entre las historias que emergen, algunas son realmente inusuales y sorprendentes. La más reciente que ha salido a la luz está relacionada con Grindr, la popular aplicación que atiende a la comunidad gay, y que ha tenido que prescindir del 45% de su plantilla debido a la negativa de algunos empleados a regresar a la oficina.
Reducción de la plantilla
Según lo informado por el sindicato Communications Workers of America (CWA), la compañía instó a todos los empleados a regresar a la oficina al menos dos veces a la semana.
Debido a las diferencias insalvables entre los trabajadores y la empresa, el resultado ha sido la salida forzosa de 80 empleados de una plantilla de 178.
Este movimiento ha dejado muy pocas personas en las oficinas de Grindr encargadas de garantizar el soporte en términos de seguridad y estabilidad de la aplicación.
Posibles problemas para la aplicación
Los expertos señalan que estas decisiones “han dejado a Grindr en una situación peligrosa debido a la falta de personal, lo que plantea interrogantes sobre la seguridad y la estabilidad de la aplicación para sus usuarios”
Por otro lado, el CEO de Grindr ha enfatizado que “se espera una mayor reducción de personal”, lo que “será beneficioso financieramente para la empresa a corto plazo”.
Destacó que el gasto en personal representa un costo significativo, especialmente considerando las tarifas que deben pagar a Google o Apple por las microtransacciones.
No son los primeros en tomar estas medidas
No obstante, persiste la preocupación de que una reducción de personal tan drástica pueda ocasionar problemas en el funcionamiento de la aplicación. A pesar de ello, el CEO es firme en su posición al afirmar que no requiere un equipo tan extenso.
Esto evoca recuerdos de los despidos masivos en Twitter que se produjeron tras la llegada de Musk, donde también se puso en duda la capacidad de la empresa para brindar soporte al quedarse sin ingenieros ni programadores.
Lamentablemente, muchas empresas buscan activamente que los empleados renuncien a sus puestos de trabajo. Esto beneficia a las empresas al evitar el pago de compensaciones por la terminación del contrato.