La polémica desatada por el servicio de HiTV de Grupo Salinas está lejos de finalizar. Se presenta como un dilema, ¿el beneficio tecnológico debe ceder al marco jurídico o éste a aquél? TV Azteca está haciendo un uso más eficiente de las frecuencias que recibió como canal espejo o digital. ¿No debería mejor premiársele en vez de condenarla? Si un mexicano por comprar un equipo de 1,999 pesos puede ver los canales de televisión abiertos 2, 4, 5, 7, 9, 13, 28 y 40 (“HiTV clásico”), los canales de “HiTV evolución” (p. ej., Pambol) y otros en “HiTV plus”, ¿por qué estar en contra de ello? Si esa misma persona quisiera gozar de esa cantidad de canales digitales tendría al menos que pagar 399 pesos por instalación y mensualmente 149 pesos.
La transición a la TV digital lleva tiempo. Ningún país puede de la noche a la mañana cambiar todos los televisores de su población para que ésta cuente con televisores digitales. Durante el plazo que requiera ese cambio, los países han otorgado a las televisoras dos canales, uno analógico (tradicional) y otro canal adicional para transmitir el contenido con tecnología digital. A este último se le conoce como canal espejo. Canal espejo no es un término caprichoso, sino que refiere a que el contenido programático y de publicidad del canal analógico (p. ej., Canal 13), debe reflejarse idéntico –como un espejo- en el canal digital (p. ej., Canal 1 que es el mismo Canal 13, pero en señal digital).
El Acuerdo para la transición a la televisión digital terrestre en México estableció expresamente que se asignaría temporalmente un canal adicional “para realizar transmisiones digitales simultáneas de la programación transmitida por cada canal analógico” (numeral 3 y 6.2). Además, reiteró el contenido del artículo 72 de la Ley Federal de Telecomunicaciones en su numeral 7.3 al señalar que el concesionario que “preste un servicio de telecomunicaciones sin contar con la concesión o permiso en términos de lo que establece la Ley Federal de Telecomunicaciones y las disposiciones legales aplicables, perderá en beneficio de la Nación los bienes, instalaciones y equipos empleados en la comisión de dichas infracciones”.
El dilema “legalidad” frente al avance tecnológico se ha suscitado a lo largo de los últimos años, cuando los avances tecnológicos han hecho evidente que las actuales leyes no están preparadas para fomentar el desarrollo tecnológico y que en muchas ocasiones están vertidas hacia intereses económicos de ciertos grupos de poder cuyo compromiso no es con el desarrollo y el progreso, si con con sus carteras.
¿Deberá ceder el Estado de Derecho a la Tecnología o procederá ajustar la ley?
Un tema lleno de matices y opiniones llenas de pasiones encontradas. Los invito a comentar el tema y sin duda podría haber opiniones encontradas entre los ilustrados, los políticos, los que creen que la ley es inequívoca y uno que otro ex-empleado resentido.