TEMAS – Futuro. 4/29/2006
Medicina y PDA, singular equipo
Un software ayuda a que los autistas se relacionen mejor
Al pasar rápidamente de una pantalla a otra en su asistente personal digital, Jonathan Libby, de 18 años, revisa una lista de sugerencias para conversar que le recuerdan sonreír, hacer contacto visual y dirigirse a las personas por su nombre. Además de no interrumpir o seguir hablando sin permitir a otros la palabra.
“Éstas son las sugerencias que tiendo a olvidar”, reconoce.
Para la mayoría de las personas, estas convenciones sociales son una segunda naturaleza. Pero para Jonathan, quien asiste a una escuela para estudiantes autistas en Walpole, Massachusetts, representan una lucha constante.
Libby, a quien le diagnosticaron el síndrome de Asperger, un tipo de autismo, es brillante y parlanchín, pero a menudo divaga entre un tema y otro.
Lo que lo está ayudando es tener escritas las reglas de interacción social. Al usar un asistente personal digital (PDA), un diario electrónico con recordatorios sociales y de organización, lentamente está rompiendo con algunos hábitos muy arraigados.
Como parte de un innovador proyecto de investigación en la League School de la ciudad de Greater Boston a cargo de neurólogos, ocho adolescentes con el síndrome de Asperger han utilizado computadoras manuales durante los últimos meses para ensayar situaciones sociales, medir sus progresos y llevar una crónica detallada de sus diferente estados de ánimo y comportamiento.
El proyecto está en sus etapas iniciales, pero los investigadores confían en que los recordatorios sirvan como una especie de guión para orientar a los estudiantes a través de situaciones de ansiedad y reforzar capacidades sociales hasta que queden asimiladas.
Un software similar se ha utilizado para ayudar a pacientes con depresión o a quienes se recuperan de embolias o lesiones cerebrales. Los investigadores creen que el programa podría tener un impacto de largo alcance para ayudar a las personas con autismo a llevar vidas más productivas e independientes.
Ron Calvanio, neurólogo en la Escuela de Medicina de Harvard y creador del software, compara a los pacientes con mariscales de campo que escriben sumarios de jugadas en sus muñequeras para que los ayuden a tomar decisiones rápidas en un entorno confuso.
Recientemente, Calvanio hizo en Norwood una presentación sobre cómo esta tecnología sirve de ayuda a los autistas. Hasta ahora, los resultados son promisorios, como lo atestigua Libby.
En una muestra del software, Jonathan Libby habla a intervalos rápidos y por lo común sus ideas están medio paso adelante de sus palabras. Pero se mantiene enfocado en el tema y hace pausas periódicas para medir las reacciones, algo que antes no hacía. Los recordatorios, dice, están comenzando a arraigarse.
Convenciones sociales “Me da información sobre cómo debería hablar con la gente”, comenta. “Me dice que debo esperar hasta que la persona termine de hablar para tomar la palabra. He aprendido a conversar mejor. Me concentro más”.
La tecnología ha sido un puntal del programa. En el Instituto Tecnológico de Massachusetts, científicos desarrollan un dispositivo que ayudará a las personas con autismo a interpretar las expresiones faciales.
Gary Mesibov, psicólogo de la universidad y especialista en autismo a cargo del proyecto, indica que los recordatorios visuales refuerzan los puntos fuertes de aprendizaje de estas personas.
“En muchas formas responden mejor a la tecnología que a las personas”, explica. “La máquina es más consistente y les proporciona la información en una forma muy predecible”.
Mesibov, quien realiza un estudio paralelo en adultos que se encuentra en sus etapas iniciales, señala que la esperanza es que con la práctica la interacción social se vuelva más automática.
“Las conversaciones serán más reconfortantes, lo que dará una confianza que las personas con autismo raras veces tienen”, apunta.— The Boston Globe
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