Una PDA para todo público
La ilusión duró una semana. La utilicé casi dos meses y la vendí antes de vencer la garantía.
Para fines prácticos, en ese entonces, un PDA era poco más que una agenda electrónica o calculadora grande que podía correr algunos programas especiales y llevar muy bien el control de las citas, funciones que eran muy poco útiles para alguien que todo el día estaba sentado frente a una computadora.
En tecnología, sin embargo, las cosas no se quedan igual mucho tiempo. Siete años después, tecnologías como internet, fotografía digital, audio MP3, comunicaciones inalámbricas, vídeo digital, memorias flash y telefonía celular han avanzado en forma dramática y, al integrarse en los modernos PDA, lo único en común que tienen respecto de aquella antigua Palm III es el minúsculo tamaño.
En un cuerpo diminuto de 10 por 7 centímetros, apenas 200 gramos y con baterías recargables que les dan autonomía de casi dos semanas, los PDA de hoy son una asombrosa combinación de navegador web, lector de correo electrónico, reproductor de música, cámara digital, videocámara, disco duro portátil, lector de tarjetas de memoria flash, consola de juegos, grabadora de voz y, como cereza en el pastel, teléfono celular tan bueno como los mejores.
¿Qué falta por mejorar? La computadora de bolsillo está a la vuelta de la esquina y sólo falta que estos aparatos integren algunas tecnologías que ya están disponibles: minidiscos duros de 40 GB (como el que ya incluye el iPod); cámaras digitales que rebasen los 4 megapíxeles; tarjetas Wi-Fi que los conecten a cualquier internet disponible y un mejor software que los haga accesibles a todo tipo de público. — Sergio Basurto Pérez (futuro@sureste.com)
Este artículo se publicó en la sección Futuro del Diario de Yucatán, de fecha 24 de mayo de 2004. Fuente: Diario de Yucatán