China y Estados Unidos olvidan sus diferencias en pos de la ciencia y la industria de los semiconductores
A pesar de sus diferencias, estas dos potencias convergen en la tecnología.
La rivalidad entre China y Estados Unidos ha alcanzado niveles no vistos desde la Guerra Fría, extendiéndose ahora a campos cruciales de la ciencia y la tecnología.
Carrera por el mercado de semiconductores
Actualmente, estas dos superpotencias lideran la carrera espacial y compiten intensamente en el desarrollo de semiconductores.
No obstante, en esta ocasión, dejamos de lado las tensiones habituales sobre la compra de chips “hechos en China” por parte de Estados Unidos y las restricciones que China ha eludido en pos de su propio progreso.
Recientemente, un estudio publicado en la revista Nature destaca una colaboración entre universidades de ambas naciones que ha logrado un hito significativo: la creación de un método para fabricar semiconductores utilizando grafeno.
Una colaboración en favor de la ciencia
Este avance representa un paso crucial en la investigación conjunta, desafiando las barreras geopolíticas y subrayando la importancia de la cooperación en el avance tecnológico.
Una revolución en el ámbito computacional ha sido protagonizada por científicos de la Universidad de Taijin de China (UTC) y del Instituto de Tecnología de Georgia (ITG) en Estados Unidos. Este descubrimiento crucial ha sido liderado por equipos de investigación de ambas instituciones.
En la actualidad, todos los semiconductores presentes en la tecnología que utilizamos se componen principalmente de silicio, un elemento que se acerca a sus niveles mínimos y que inevitablemente alcanzará su límite en un futuro cercano.
Primeros usos del grafeno para chips
La competencia por desarrollar semiconductores con una base elemental diferente no es novedosa, y desde la primera década del 2000, el grafeno se ha propuesto como el candidato principal para reemplazar al silicio.
Sin embargo, no fue hasta ahora que la colaboración entre China y Estados Unidos logró un avance significativo al descubrir un método que permite la utilización del grafeno en la producción de chips.
Este hito representa un paso trascendental en la evolución de la tecnología de semiconductores, marcando un momento histórico en la investigación conjunta entre dos potencias científicas y tecnológicas.
Mejor conductividad que el silicio
Según un comunicado de prensa, informado por Deutsche Welle, Walter de Heer, autor principal del artículo, sostiene que la adopción del grafeno para la creación de microchips representa la próxima gran fase que podría conducirnos al futuro de la computación.
Walter de Heer respalda sus afirmaciones con sólidos fundamentos, ya que el “epigrafeno”, el compuesto diseñado para los chips de grafeno exhibe una movilidad electrónica diez veces más rápida que la del silicio.
El epigrafeno, elaborado a partir de carburo de silicio, puede visualizarse como una suerte de autopista ultra rápida para los electrones, ofreciéndonos la capacidad de procesar información a velocidades considerablemente superiores a las que experimentamos en la actualidad.
Grandes cambios se aproximan a la informática
Este avance promete impulsar significativamente la eficiencia y velocidad de los dispositivos electrónicos, marcando un hito crucial en el camino hacia la próxima generación de tecnología informática.
Este avance adquiere una importancia excepcional, ya que las mejoras en informática conllevan revoluciones a nivel de hardware que potencian nuestra capacidad para procesar información.
Con semiconductores más rápidos y potentes, la computación experimentará un impulso significativo, y solo el tiempo revelará las posibilidades que se abrirán con el epigrafeno y las tecnologías subsiguientes.
Colaboración que vale la pena aplaudir
Más allá de la trascendencia de este descubrimiento, es motivo de celebración que, a pesar de las influencias de la política y la economía, China y Estados Unidos mantengan una relación positiva en asuntos verdaderamente significativos, como la ciencia.
La colaboración en pos de un bien mayor siempre ha sido uno de los motores fundamentales de la investigación científica.