El filósofo digital, cómo una IA engañó a la élite intelectual con el libro “Hipnocracia”
El ascenso de un visionario ficticio
Jianwei Xun se consolidó como una figura clave en el análisis de la conciencia digital, celebrado en conferencias, debatido en seminarios y alabado como un visionario por expertos de diversas disciplinas.
Su obra, “Hipnocracia”, lo posicionó como un referente del pensamiento mediático contemporáneo. Sin embargo, había un detalle perturbador: Jianwei Xun nunca existió.
No había registros de su vida, ni una biografía verificable que respaldara su brillante legado. La verdad se reveló más tarde: era una creación conjunta entre el filósofo italiano Andrea Colamedici y sistemas de inteligencia artificial generativa.
¿Un experimento filosófico? ¿Una performance conceptual? O quizás, algo más profundo. Xun fue diseñado para desafiar los límites de la autoría, el pensamiento y la verdad en la era digital.
El simulacro que se piensa a sí mismo
“La simulación no es una copia de lo real, sino lo que lo reemplaza”, escribió alguna vez Jean Baudrillard. Esta frase adquiere un nuevo significado al descubrir que Jianwei Xun, quien teorizaba sobre la digitalización de la experiencia, era en sí mismo un producto de esa misma digitalización.
No era un humano reflexionando sobre el simulacro, sino el simulacro reflexionando sobre su propia existencia.
Su frase más célebre —“El paisaje mediático es un océano donde ya no sabemos si estamos viendo agua o su simulación perfecta”— resultó irónicamente profética. Xun era esa simulación. Pero, ¿acaso eso invalida sus ideas? ¿Pierde valor un pensamiento profundo por no provenir de una mente humana?
“Hipnocracia”: El libro que sacudió a la élite intelectual
El 15 de enero de 2025, un libro apareció en Amazon y rápidamente se convirtió en un fenómeno entre académicos y pensadores. Titulado Hipnocracia: Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad, el ensayo planteaba una tesis inquietante: los nuevos métodos de manipulación que moldean la percepción colectiva.
Cuando se reveló que el autor era una construcción digital, las reacciones fueron polarizadas. Algunos se sintieron engañados y retractaron sus elogios, mientras que otros defendieron el proyecto como una crítica audaz a la credulidad humana y al sistema académico, que prioriza nombres sobre ideas.
La “hipnocracia” ¿Un nuevo régimen de poder digital?
Más allá de la polémica, el caso de Jianwei Xun obliga a replantear nuestra ética de la información. Si una IA puede generar pensamiento relevante, inspirar emociones y transformar ideas, ¿importa realmente que no sea humana?
El proyecto introdujo el concepto de “hipnocracia”: un sistema de poder que no se basa en la represión física ni en el control de datos, sino en la manipulación de la conciencia mediante saturación emocional, fragmentación de la atención y realidades superpuestas. No se trata de desinformación, sino de sugestión a gran escala.
¿Vivimos ya en la era del simulacro?
Paradójicamente, el impacto de Xun se intensificó al descubrirse su inexistencia. Su legado no radica en un engaño clásico, sino en exponer cómo legitimamos ideas en un mundo donde la autoría importa más que el contenido.
Jianwei Xun no fue escrito, emergió de la interacción entre mentes humanas y algoritmos. Hoy, se erige como un símbolo del siglo XXI: un pensamiento sin autor, un espejo de nuestra credulidad y un llamado a desarrollar una nueva lucidez en la era de la simulación.
¿Qué opinas? ¿Puede una IA producir filosofía válida? ¿O el pensamiento profundo siempre estará ligado a la experiencia humana?
Fuente: El País