La impresión 3D no es lo que nos prometieron hace ocho años, pero sigue ganando terreno
Alrededor de 2015, los titulares y la histeria en torno a la impresión 3D alcanzaron su punto álgido. Si te sumaste al frenesí, al igual que muchos de nosotros, la revolución estaba cerca. Pronto tendríamos impresoras personales en nuestros hogares que podrían fabricar desde muebles hasta herramientas y piezas de repuesto, pero esto no ha sucedido…
En realidad, no había forma de que nada pudiera cumplir con las expectativas generadas. Aquí estamos, unos años después, y no hay titulares llamativos a la vista. La era de los superhéroes de la impresión 3D ha dado silenciosamente paso a casos de uso prácticos e importantes dentro de las empresas manufactureras.
No es el salvador que se creía que sería, pero está demostrando ser una herramienta invaluable en el arsenal de la Industria 4.0, y así es exactamente como siempre debió haberse considerado.
El estado actual de la impresión 3D
La impresión 3D, o fabricación aditiva, ha recorrido un largo camino en la última década. Pero en lugar de revolucionar la industria, ha encontrado valor al complementar las técnicas tradicionales. Una forma en que esto ha ocurrido es al proporcionar una forma más rápida y fluida para que los fabricantes creen piezas personalizadas, como accesorios.
Antes, los fabricantes enviaban diseños de metal a un taller de construcción de accesorios y esperaban seis semanas o más para obtener el producto terminado. Con la impresión 3D, puedes introducir el diseño y en aproximadamente 20 minutos obtendrás un accesorio de sujeción hecho de nailon reforzado.
Otra forma en que se está utilizando es para crear rápidamente prototipos para ciertas empresas de diseño o proveedores de piezas. Cuando un cliente desea ver una pieza en forma física, unos cuantos clics y una impresora 3D comenzará a fabricarla.
Finalmente, los fabricantes están aprovechando la fabricación aditiva para crear piezas de nuevos productos o productos de menor volumen. Reducen los costos al evitar pagar por moldes costosos antes de que el producto demuestre ser viable.
Los costos aún no funcionan para trabajar con impresión 3D
Dicho esto, una vez que el producto despega y llegan los pedidos en masa, las impresoras 3D generalmente se vuelven menos atractivas para la fabricación a gran escala, ya que los costos por trabajo aún son elevados. Las impresiones individuales pueden costar unos pocos cientos de dólares.
Como lo describe Herbert Yu, las impresoras 3D están avanzando a través de la cadena de valor. Yu es el director de iniciativas de crecimiento de ingresos en Formlabs, una empresa que se enfoca en fabricar impresoras 3D que ayudan a los fabricantes a crear piezas de calidad industrial a un precio asequible.
Es el proveedor más grande de impresoras 3D profesionales de estereolitografía y sinterización láser selectiva en el mundo. Yu afirma que los fabricantes comenzaron a utilizar impresoras 3D para el desarrollo de productos, pero cada vez más empresas las están utilizando en la producción final.
Las impresoras 3D permiten a los fabricantes diversificar su cartera de materiales, equipar mejor sus centros de innovación y proporcionar capacidad adicional en momentos de necesidad. Puede haber sido etiquetada injustamente como una panacea hace una década, pero en la actualidad, el silencio sobre el tema apenas coincide con el mercado real que la impresión 3D ha encontrado.
Impresión de metales
Las capacidades de impresión 3D continuarán progresando. Es posible que veamos más enfoque en la fabricación híbrida, donde las impresoras 3D depositan bloques de plástico del tamaño aproximado de lo que se está fabricando y luego la máquina CNC lo fresará, lo pulirá y lo terminará.
Pero la innovación en el campo de los plásticos no es la única forma en que la industria avanzará. En muchos aspectos, los avances en la fabricación aditiva de metales representan la próxima frontera. Actualmente, el caso de uso más destacado para la impresión de metales se relaciona con piezas pequeñas y de alta resistencia.
El mecanizado de estas piezas puede ser extremadamente costoso, pero están surgiendo pequeños talleres que pueden hacerlo mediante aditivos. Las aplicaciones van desde pequeños engranajes para fabricantes hasta piezas clave en dispositivos médicos.
Ya es posible crear piezas de metal de hasta 10 pies de altura por cuatro pies de ancho, con la máquina girando una y otra vez depositando el material. Si bien estas máquinas no suelen ser tan precisas como las que imprimen piezas más pequeñas, esa precisión está en camino. Y eso se traduce en cambios significativos para los fabricantes.
Una herramienta clave para los próximos años
Para algunos fabricantes, las impresoras 3D se habían convertido en lo que encendían para impresionar a los niños durante las visitas a las plantas. Pero la impresión 3D es más que un simple espectáculo.
A medida que más empresas actualizan sus plantas con la última tecnología de la Industria 4.0, la impresión 3D puede y debe ser un elemento básico. La próxima innovación en forma de metales promete ofrecer aún más valor.
La impresión 3D puede que no haya cumplido con las expectativas que comenzaron hace una década, pero rápidamente se está convirtiendo en una tecnología imprescindible en el taller para ayudar a mejorar los márgenes y los tiempos de respuesta.
Se estima que el mercado de la fabricación aditiva se duplicará para 2026 y posiblemente más empresas se integren a este tipo de producción supliendo largas cadenas de producción.