Transportarse de un lado a otro resulta algo caótico en <<prácticamente>> cualquier estado de la República Mexicana, pero si hablamos de la Ciudad de México, los habitantes no me dejarán mentir, resulta toda una odisea desde el momento en que ponemos un pie en el metro o en cualquier otro servicio de transporte, sobre todo en las horas pico que son una maravilla que todos hemos vivido cuando menos una vez.
Pero otro problema sobre el transporte público de la Ciudad de México es que no cumple con las necesidades de todos los habitantes <<y es que la población ha aumentado de manera increíble>>, y esto es lo que produce todo el caos en ciertos momentos del día en toda la ciudad. Todas estas condiciones han orillado a las personas a adquirir un automóvil, tal vez no nuevo, para moverse de sus hogares hasta sus trabajos.
Otro de los factores a tomar en cuenta son las diferentes medidas que han tomado en el gobierno capitalino para combatir la contaminación en el centro del país y los estados vecinos. Aunque ya ha pasado ese trago amargo de la contingencia ambiental, en cualquier momento podríamos regresar a los doble no circula <<que muchos automovilistas no respetaron y la ciudad seguía siendo un caos y los niveles de contaminación no disminuían>>.
A pesar de que, como ya dije, la contingencia ambiental ha terminado, se tomaron diferentes medidas para no volver a caer en esta problemática y es que la cantidad de automóviles que circulan diariamente en la capital resulta un número increíble, de acuerdo al conteo realizado por el INEGI <<Instituto Nacional de Estadística y Geografía>> durante el 2014 la cantidad de vehículos registrados en circulación en el Distrito Federal era de 4, 421, 729.
¿Ciudadanos irresponsables?
Una de las medidas que se tomaron durante la contingencia ambiental fue la de prohibir la circulación de miles de autos, limitando los días en que podían circular y descansándolos hasta tres veces por semana, medida que a muchos no les hizo gracia en absoluto y fue el momento ideal para que recrearan los viejos tiempos en el transporte público o acercándolos a nuevas opciones como los transportes privados.
Durante la contingencia muchas personas descubrieron los transportes de Uber, Cabify y otros servicios de transportes privados que han ganado gran popularidad y que se siguen expandiendo por todo el país. Pero ¿Qué sucedió en cuanto terminaron estas medidas impuestas por el gobierno? Todos regresaron a sus automóviles, a la rutina diaria, no generó ningún cambio notorio a corto, mediano y mucho menos largo plazo… o siquiera un destello de conciencia en todas esas mentes pensantes.
Hace un par de días regresaba a casa por la noche en transporte público, aproximadamente a las 23:00 horas, como las lluvias no han dado tregua a la Ciudad de México el tránsito lento no se hizo esperar por toda la calzada Ignacio Zaragoza. Mientras “disfrutaba” mi trayecto prestaba especial atención a las personas que parecían tener mayor prisa debido a sus gritos, pitidos y malas caras al ver que el movimiento de los automóviles era nulo.
Pero ¿Qué de peculiar tenían estos vehículos comparados con el transporte público que transitaba, en menor medida, esta vialidad? Muy sencillo, 7 de cada 10 vehículos estaban tripulados únicamente por el conductor, como decía, al parecer, la famosa contingencia no generó cambio alguno en la mentalidad de absolutamente nadie, parece que somos más egoístas que nunca.
Combatiendo a los automóviles
Existen diferentes aplicaciones que pretenden mejorar el ritmo de vida y combatir esta parte egoísta <<tal vez no sea la idea final de los desarrolladores, pero yo no logro verlo de otro modo>>, generando un gran cambio como sociedad. Recordando un artículo sobre redes sociales, la tecnología ha transformado el modo en que nos desenvolvemos con las personas que nos rodean y la capacidad de tolerar ciertas acciones a nuestro alrededor y es por eso que deseaba hablar sobre estas opciones que generarían un cambio radical de ser utilizadas por más personas.
Siguiendo esta línea de aplicaciones, combatir a los automóviles y las malas actitudes de la población, nos encontramos con las apps diseñadas para compartir tu automóvil y viaje según sea el caso. No pretendo inclinarme por una opción en específico, pero es verdad que debo reconocer a las aplicaciones que he probado y que me han dejado un buen sabor de boca después de la experiencia de uso.
Una de estas aplicaciones era Tripda <<que cerró sus operaciones a nivel mundial por la falta de monetización>>, el uso era muy sencillo, inclusive, las personas que compartían el automóvil podían agendar todos los viajes que realizaban a la semana <<en caso de que fuese un viaje recurrente, por ejemplo, una ruta de trabajo que se tomaba de lunes a viernes>> para que todos los demás usuarios supieran qué días pueden ocupar o no este servicio y el precio que tenía el viaje para cada pasajero.
Me parece que la aplicación más conocida de este tipo es BlaBlaCar, que ha registrado más de 30 millones de usuarios en México, pero existen más opciones como: Amovens, DameUnAventón, Aventones e inclusive UberPool <<que pronto llegará a más estados>>. Pero como ya dije, no pretendo inclinarme por ninguna aplicación, al contrario, lo que busco es que el uso de estas aplicaciones se generalice, es importante dar a conocer estas bondades de la tecnología, que aunque no lo parezca, puede comenzar a generar cambios en la sociedad.
Ventajas y desventajas
Desde luego existen ventajas al utilizar estos servicios, en primer lugar, la comodidad que se ofrece al transportar a las personas justas <<en el caso de los pasajeros>> y compartir gastos <<para el conductor>>, estableciendo una tarifa justa y adecuada para pagar la gasolina del viaje. Pero esto es apenas la punta del iceberg, el conocer a gente nueva siempre aportará algo a nuestras vidas.
Como dije, las redes sociales han modificado nuestra conducta frente a otras personas, ahora, nos mostramos cerrados ante cualquier ente que se acerque a nosotros y en este caso, una plática amena en el tráfico siempre viene bien, sobre todo cuando comienzas a conocer a las personas y esto podría convertirse en una práctica recurrente que podría traerte nuevas amistades y quién sabe, tal vez algo más…
Pero ¿Y mi seguridad? Este es el único punto desfavorable que he podido encontrar para estas aplicaciones y programas para compartir automóvil, es verdad que la delincuencia en la capital del país es uno de los problemas más grandes que aquejan a toda la sociedad, pero debemos reconocer que no todos los que están por ahí son tan malos, algo de esperanza debemos tener: si no arriesgas, no ganas.
Muchas de las aplicaciones les brindan respaldo a los conductores y a los usuarios sobre sus servicios, ya que cuentan con una base de datos en la que incluyen a ambos participantes junto con todos sus datos personales, lo que tendría que darnos un poco de tranquilidad ante cualquier situación desagradable que pudiésemos vivir al compartir el automóvil. Es momento de cambiar el modo en que nos transportamos y en que convivimos y estas aplicaciones nos brindan esta gran oportunidad ¡Utilicémoslas!