La impresión 3D y los drones se han convertido en algo esencial en la guerra de Ucrania
El uso de drones en la defensa de Ucrania está en aumento. Un hombre que se hace llamar “Swat” y residente de Kiev, encendió una impresora 3D en su garaje y empezó a fabricar colas de plástico para acoplarlas a granadas de mano y convertirlas en bombas en miniatura que pudieran lanzarse desde drones.
Civiles se unen a la guerra
Hoy en día, Swat (cuyo nombre tiene el significado de “intermediario” en ucraniano) se ha convertido en uno de los líderes de una red conocida como Druk (“Imprimiendo”) Army, la cual se encarga de coordinar la producción de aproximadamente 300 impresoras 3D a lo largo de todo el país.
De acuerdo con Swat, una red similar liderada por un individuo en Letonia cuenta con alrededor de 150 colaboradores. Estas redes operan un servicio de manufactura clandestino, principalmente financiado a través de donaciones, que se especializa en transformar drones civiles diseñados para entusiastas, cineastas y agricultores en letales armas de guerra
Como parte de su labor, se busca mejorar los drones existentes. Un taller ubicado en Kiev, conocido como Eyes of Army, se especializa en la transformación de drones de ocho rotores originalmente diseñados para la fumigación de cultivos, convirtiéndolos en lo que uno de sus miembros llama “bombarderos pesados”.
Estas máquinas tienen la capacidad de transportar cuatro proyectiles de mortero provenientes de la era soviética. Cada proyectil pesa alrededor de 3 kg y, si son correctamente dirigidos, tienen la capacidad de destruir un tanque.
Drones modificados son mejores
Los drones pirateados tienden a ser más baratos y, en algunos casos, más eficaces que algunas máquinas militares diseñadas para este propósito. El resultado es un “nuevo nivel de guerra”.
La cadena de fabricación propia permite a Ucrania ahorrar mucho dinero sobre artículos que son de necesidad “infinita” en la guerra. Los ingenieros describen el trabajo como apasionante. Una vez elaborado un diseño, los comentarios de los usuarios no se hacen esperar.
Muchas de las mejores creaciones son distribuidas a otros talleres por organizadores como Swat, quien señala a un archivo informático que se encarga de dar las instrucciones a las impresoras 3D para fabricar un objeto especialmente mortífero.
Se trata de una carcasa de plástico con rodamientos de bolas que se coloca alrededor de una mina antitanque y la convierte en un arma antipersonas que puede lanzarse desde drones más grandes.
Modificar es más rentable
Se ha encontrado una forma de ahorrar dinero mediante estas improvisaciones. Según cálculos de Eyes of Army, sus drones octocópteros modificados tienen un costo de alrededor de una quinta parte en comparación con los drones militares importados que tienen capacidades similares.
En otro taller de Ucrania, un equipo conformado por 30 voluntarios utiliza láseres para cortar fibra de carbono y fabricar cuadricópteros kamikaze capaces de lanzar explosivos de 1,5 kg a objetivos ubicados a una distancia de 8 km.
Cada uno de estos UAV 7, como se denomina a estos dispositivos, tiene un costo de aproximadamente $450 dólares, mientras que el montaje de la consola de control reutilizable tiene un costo de unos $1,500 dólares.
Si bien la comparación no es perfecta, el Switchblade 300, un drone kamikaze con una carga útil y alcance similares fabricado por la empresa estadounidense AeroVironment, tiene un costo de alrededor de $6,000 dólares por unidad.